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Ignorar a tus hijos o ponerlos en ridículo es igual que golpearlos

Publicado: 10 de Abril 2019
Criando con consciencia
Foto: Twenty20
Foto: Twenty20

Hay acciones que son más dañinas que un golpe. Cuando ignoras a tu hijo, lo humillas, lo intimidas con amenazas, lo comparas y ridiculizas, estás ejerciendo un tipo de violencia emocional que puede ser igual o más grave que un golpe.

A menudo se escucha que hagas tiempos fuera con tu hijo, sobre todo en los berrinches, o que si vienen llorando todo el camino de regreso a casa, no le hagas caso, pensando en que tal vez si no obtienen tu atención, harán las cosas diferentes con el tiempo. Esta lógica de ignorarlos pensando que así su comportamiento cambiará es una gran mentira y una fórmula de escape muy fácil para padres que no pueden lidiar con las emociones de sus pequeños.

Cuando un niño hace un berrinche, llora o pide atención, está externando una necesidad y lo peor que puedes hacer es alejarte y dejarlo lidiando solo con emociones que aún no comprende, pues estás usando el miedo instintivo de la separación para controlar su comportamiento, lo que es igual a golpearlos.

Esto se debe a que cualquier tipo de violencia, ya sea física, sexual, emocional y psicológica activa la misma parte del cerebro. Y de acuerdo con la UNICEF, en México el 62% de niños y niñas han sufrido maltrato en algún momento de su vida.

El instinto de los niños naturalmente es recibir atención y contención cuando se encuentran en peligro o en un momento de estrés, no rechazo y distancia, ya que esto sólo le da el mensaje de que su conducta no es aprobada por sus papás.

Esto con el tiempo desencadena todo tipo de problemas emocionales, desde una ruptura de la comunicación, hasta problemas para relacionarse con los demás y trastornos extremos de estrés.

Cualquier tipo de necesidad debe ser atendida, es un derecho universal de los niños, por lo que ignorar es un tipo de abuso, no importa si se trata de un berrinche, hay que contener de manera respetuosa y positiva, aceptar que los niños tienen que vivir sus emociones para poder entenderlas y después enseñarles por qué su conducta no es la correcta.

Castigarlos mandándolos a su cuarto, al rincón a reflexionar, dejarlos llorando solos, no provocará cambios en su conducta, al contrario, provocarás rompimiento en la comunicación, en el lazo, en la confianza y solo generarás episodios de estrés, resentimiento y una salud emocional deficiente.

Los niños necesitan saber que son entendidos en lugar de castigados, que pueden demostrar su ira sin ser rechazados y que pueden quejarse para ser tomados en serio. Estas experiencias le ayudarán a su vida adulta pero desde que son recién nacidos lo hacen y es igual de importante como lo es el llanto por hambre.

Es importante que tengas rutinas, que respetes horarios, que seas firme pero respetuosa, que le enseñes sobre las consecuencias de sus actos, sin violentar ni exponer, tu hijo merece ser tratado con respeto.

Fuente: Guardianes Org

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