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Una nalgada a tiempo

Publicado: 8 de Febrero 2023
Criando con consciencia
Foto: IG @karoll_gcunha
Foto: IG @karoll_gcunha

Que levante la mano el que que nunca ha escuchado frases como:

“Si no corriges a ese niño, se te subirá a las barbas”

“Te está manipulando porque ya te tomó la medida”

“Más vale una nalgada a tiempo”

 

¿Será verdad que golpear a un niño pequeño le hará ser mejor persona? ¿Acaso más obediente? O le enseña que la relación con las personas que más ama y deben protegerlo, implica maltrato y dolor.

 

Los expertos en psicología infantil señalan que nalguear a los niños sí les enseña algo, pero me gustaría mostrártelo para que decidas libremente si esto es lo que quieres transmitir. 

 

Nalguear a tu hijo le enseña:

·Que golpear está bien si el otro es más débil.

·Que a la próxima se tiene que esconder mejor. 

·Que más vale decir mentiras.

·Que los que te aman, te lastiman.

·Que está bien que alguien a quien amas y te ama, te lastime (llámese mamá, papá, mi novio o esposa).

·Que no puedo tener voluntad ni iniciativa hoy ni cuando crezca.

 

¿En verdad quieres enseñar esto a tus hijos? 

 

Muchos de los que hoy somos adultos, crecimos con padres violentos. Y no fue su culpa, hicieron lo que pudieron con lo que tenían. Romper patrones de comportamiento puede ser una de las tareas más difíciles de lograr.

 

Primero hay que hacer conciencia y darse cuenta de que tenemos actitudes aprendidas en la infancia que pueden afectar o beneficiar la forma en que nos relacionamos con otros. 

 

Trabajar en ello y aprender a modificarlo puede mejorar la relación con las personas que nos rodean, especialmente con nuestros hijos, pero dependerá de lo que quieres enseñar y transmitir. Elegir una crianza respetuosa puede ser un camino difícil, te llevará al conflicto contigo misma más de una vez, pero sus frutos serán lo más dulce para su futuro y para la sociedad en general.

 

Recuerda que estás construyendo una persona cuyas futuras actitudes y formas de relacionarse con otros, hoy dependen de ti, pero ¿tú qué quieres?

 

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