Enséñales a amar su cuerpo
Vivimos en un mundo en donde la imagen ha adquirido demasiada importancia, en donde tener el cuerpo perfecto se ha convertido no sólo en una presión social, sino en una verdadera aspiración y tristemente una obsesión en lxs niñxs desde muy temprana edad.
Aunque estoy consciente que el entorno influye y mucho, creo que es dentro de la casa, donde especialmente las niñas, aprenden realmente a amar o a odiar su cuerpo. Porque como bien decía Maria Montessori “ninguna niña odia su cuerpo a menos que alguien le enseñé a odiarlo”. Y tristemente la gran mayoría de las mujeres empezaron a odiar sus cuerpos en sus propias casas, desde niñas.
Hay que enseñarles mejor a saberse valiosas por lo que son, no por cómo se ven. Por supuesto que es inevitable y humano decirles a nuestras hijas que se ven preciosas, o que están guapas o lindas, pero estos NO pueden ser los adjetivos que escuchen sobre su persona todo el día.
Les pregunto a todas ¿cómo vamos a enseñarle a nuestras hijas a amar su cuerpo cuando estamos tan lejos de amar el nuestro? Así que lo primero que hay que hacer POR FAVOR es evitar a toda costa hablar de nuestros cuerpos y trabajar nuestras inseguridades sin tenerlas a ellas de testigos.
Lo que decimos de nosotras mismas puede calar muy hondo en esas personitas que nos rodean. También tenemos que evitar hablar de los cuerpos de otras mujeres. Ni bien ni mal. O de la comida. O de las dietas.
Cambiemos el discurso. Si vamos a hablar de su cuerpo, que sea para explicarles cómo funciona y todo lo que SI pueden hacer con él. Si vamos a hablar de los alimentos, que sea para enseñarles qué nutre y qué no o qué las hace sentir con más energía. El valor sobre la imagen corporal empieza más o menos a generarse a los 7 años. Ninguna niña a esta edad debería preocuparse por su cuerpo.
Hablemos con ellas de las maravillas que pueden hacer con sus piernas, sin importar si son cortas, largas, anchas o delgadas. De lo importante que es hacer actividad física para vivir en armonía y sentirse fuertes y saludables.
Si desde niñas las enseñamos a amarse y aceptarse, estamos dándoles una herramienta valiosísima de no necesitar la validación externa. De poderse ver al espejo con una sonrisa, aceptando sus perfectas imperfecciones.
Y quizás en este intento por enseñarles todo esto, nosotras podamos vernos al espejo con ojos de amor. Aceptando lo que somos y dándoles el ejemplo de la máquina tan perfecta que es nuestro cuerpo y todo lo que pueden lograr usándolo con amor y conciencia. ¿Cómo te gustaría que fuera la relación de tu hija con su cuerpo? Empieza con el ejemplo. Come sano, haz ejercicio, que te vean sonriendo en frente de un espejo con lo imagen que ves, que no te vean borrar fotos porque dices que no sales bien. Cocina con ellas, preparen cosas ricas, sanas, llena tu refrigerador de frutas y verduras y antes de pedirles que se las coman, cómetelas tu primero.
Que amar su cuerpo se convierta en una práctica espiritual, enseñándoles que el cuerpo es simplemente el reflejo de su interior. Y que cada ser humano es tan único e irrepetible que lo de afuera va a ser igual de diferente. Que no tienen que encajar en ningún estándar.
Y en las noches cuando agradezcan incluyan al cuerpo. Agradézcanle el poder bailar, brincar, saltar, correr. Agradezcan frente a sus hijxs que gracias a ese cuerpo perfecto existen ellxs.
Por Sofía Sanchez de Tagle @mama1diaalavez