¿Qué hacer con nuestros hijos cuando están tristes?
La tristeza es parte de la vida en cualquier etapa; es normal y sano sentirnos tristes, porque eso nos ayuda a adaptarnos a nuevos ambientes o experiencias, por lo que nuestros hijos no son la excepción.
En estos momentos en que los niños no tienen interacción con sus compañeros o amigos o no pueden hacer las cosas que estaban acostumbrados como jugar en el parque o ir de visita a diferentes lugares, suelen sentir más tristeza.
Regina Ojeda Sánchez Hidalgo, psicóloga y terapeuta cognitiva conductual de Neuroingenia menciona que precisamente la tristeza se relaciona con pensamientos que tenemos del pasado. Por lo que es normal que al extrañar y recordar su vida antes del aislamiento, los niños se sientan tristes.
Como papás debemos mostrarle cómo identificarla, reconocerla y manejarla, y aunque nuestro deseo es que sean felices la mayor tiempo del tiempo, debemos tener paciencia y no buscar el alivio inmediato a la tristeza.
Al contrario, tenemos que darle a los niños ese espacio para sentirse tristes y después acompañarlos a buscar actividades que los hagan sentir bien, pero que ellos participen para que sientan que tienen más control sobre la emoción que están presentando.
Por ejemplo, algunas recomendaciones de la psicóloga Regina Ojeda para lograrlo es:
1. Activarlos. Cuando hay tristeza la clave que funciona es la activación conductual, es decir, empezar a hacer o realizar alguna actividad que le guste y le interese a los niños.
2. Enfocarlos en el presente. Hacer actividades donde se focalicen a lo que están haciendo en ese momento, de preferencia relacionadas con los sentidos, sin tecnología.
3. Hacer una lista de actividades que los niños disfrutaban y que se puedan retomar en esta situación; trazar metas que se deben ir cumpliendo en diferentes momentos del día (a corto plazo). El objetivo es que los niños experimenten esa sensación de pequeños logros, para que se sientan mejor, orgullosos y contentos. La acumulación de estas sensaciones brindan bienestar.
4. Darles responsabilidades e independencia de acuerdo a su edad. Lo ideal es dejarlos que hagan las cosas por sí mismos, es decir NO ayudarlos de inmediato cuando ellos empiezan a resolver, porque si se hace, entonces se está restando validez a lo que ellos están siendo capaces de hacer por ellos mismos. Los niños con tristeza o depresión suelen sentirse poco capaces y poco seguros.
5. Poner un momento del día para hablar acerca de cómo se están sintiendo los niños. Al inicio se puede establecer un horario fijo para que no se olvide como la hora de comer o antes de dormir.
6. Expresar cómo nos estamos sintiendo para que a los niños se les haga familiar y sigan el ejemplo.
7. Escucharlos mucho para identificar la emoción que están presentando. Preguntarles qué necesitan o cómo los podemos ayudar.
Hay que recordar que como papás nosotros estamos enseñando a nuestros hijos a identificar, a expresar y manejar su tristeza, y si lo hacemos de una manera adecuada, vamos a hacer una gran diferencia cuando sean adolescentes y adultos en diferentes aspectos de su vida como el rendimiento escolar, laboral, autoestima, autoconcepto y relaciones, finaliza la especialista.