¿Tu hijo tiene tolerancia a la frustración? 7 maneras de desarrollarla
La frustración es una respuesta emocional que todos tenemos a lo largo de la vida.
Por esto, la tolerancia a la frustración es necesaria en muchas actividades cotidianas y al relacionarnos con los otros.
Nos frustramos cuando las cosas no salen como queremos, nuestros deseos no se vuelven realidad o cuando nos equivocamos después de intentarlo.
Es importante aprender a manejar y tolerar la frustración ya que puede ocasionar sentimientos como impotencia, tristeza, enojo, ansiedad y estrés.
Un niño puede tener poca tolerancia a la frustración por varias razones. Una parte es su temperamento y su personalidad, otra es aprendizaje.
¿Cómo se puede identificar a un niño con poca tolerancia a la frustración?
- 1. Un niño con poca tolerancia a la frustración se molesta en el momento que algo no sale como quiere, le cuesta trabajo esperar a que le presten atención y se da por vencido muy rápidamente cuando se presenta un reto.
- 2. Puede ser impulsivo e impaciente.
- 3. Quizás es muy demandante y se le dificulta controlar sus emociones. Por ejemplo, si necesita esperar para algo, puede comenzar a llorar o hacer berrinche.
- 4. Le cuesta trabajo adaptarse y ser flexible ante situaciones novedosas.
- 5. Se les dificulta comprender y respetar límites.
- 6. Le cuesta trabajo perder, tomar turnos y ceder.
- 7. Su pensamiento es en “blanco y negro”, no ven puntos medios.
Las mejores herramientas para tolerar la frustración son la paciencia y perseverancia. Desarrollando estas herramientas, tu niño podrá continuar realizando la actividad que se le dificulta, intentar resolver el problema que se presenta y seguir intentando hasta encontrar una solución.
Algunas estrategias para desarrollar tolerancia a la frustración son:
- 1. Identifica qué situaciones son las de mayor frustración.
- 2. Intenta identificar cuáles son las situaciones que mayor frustración le causan a tu hijo. Por ejemplo, sentir hambre, cansancio, enfrentarse a situaciones inesperadas, “pelearse” con sus amiguitos, que termine la hora de juego, etc. Identificando estas situaciones puedes planear y ayudarlo a manejarlas mejor.
- 3. Explicarle que los errores son normales y parte importante de la vida. La vida está compuesta de éxitos y fracasos.
- 4. Ayudarle a diferenciar lo que quiere y lo que necesita.
- 5. Ayudar al niño a esperar y a verbalizar sus sentimientos.
- 6. Hablarle mientras esperan puede ayudar: “Ahorita que tu hermanito termine de comer, voy a jugar contigo” o “Estoy calentando tu comida, ya casi está lista”.
- 7. Cuando se frustre, valida sus sentimientos y muestra que entiendes lo difícil que puede ser. Puedes ayudarle a pensar soluciones y alternativas, separando el problema en partes pequeñas. Intenta no resolver el problema por él.
- 8. Establece límites adecuados a su edad, desarrollo y habilidades.
- 9. Dile “NO” cuando sea necesario.
- 10. Algunos ejercicios de respiración pueden ayudar, por ejemplo, respirar hondo tres veces. Los juegos de mesa, en los que hay que tomar turnos y a veces se pierde también son una gran herramienta. Las actividades deportivas, en especial grupales, pueden apoyar.
- 11. Enséñale con tu ejemplo. Si tú afrontas los retos y toleras la frustración, él aprenderá de eso.