Si quieres que tu hijo te haga caso, pídele las cosas así...
¿Cuántas veces tienes que repetir las cosas para que tu hijo haga lo que le pediste?
Incluso, cuando más prisa tienes por salir de casa, tu hijo no tiene zapatos y le dices “amor, ¿te puedes poner tus zapatos por favor?”, pero tu hijo corre en la dirección opuesta de los zapatos.
Si esto es algo que vives constantemente y sientes que tu hijo no te hace caso cuando le pides que haga cosas, tal vez es porque tienes que cambiar la forma en la que se las pides.
¿Tu hijo no hace las cosas que pides? No le preguntes, dale la instrucción.
Existe un método de crianza llamado RIE (Resources for Infant Educarers) que busca enseñar a los padres a tratar a sus hijos como miembros iguales en las relaciones para permitirles tomarse su tiempo para hacer las cosas, manifestarse e inspirarse.
Los pequeños necesitan que los guíes y les digas qué hacer, de hecho, les da una especie de seguridad que les digas que hacer. Así que cuando quieras que tu hijo se ponga los zapatos, se suba al auto o recoja su cuarto, no se lo pidas, díselo.
El cambio es sutil, pero hace toda la diferencia. En vez de decirle: ¿Puedes recoger tu cuarto por favor? le dices: Recoge tu cuarto por favor.
Usar una pregunta implica que les das la opción de elegir si lo limpian o no y la realidad es que no les quieres dar una opción, sino darles una instrucción.
Sólo pregunta cuando quieres darles una opción, por ejemplo: ¿Te quieres poner los zapatos azules o los verdes? ¿Quieres subirte solo al coche o te subo yo? Así cortas las opciones para que tenga pocas posibles respuestas.
Cuando le pidas algo siempre míralo a los ojos
El contacto ocular es un aspecto importante de la comunicación con otros seres humanos. No es lo mismo gritarle desde otra habitación de la casa que queremos que guarde sus juguetes, que tomar al niño de la mano, bajarte a su nivel, mirarlo a los ojos y decirle: “Por favor, guarda tus juguetes.”
Inténtalo un par de días y verás la diferencia.