Papá, así es como puedes ayudar a tu esposa embarazada
Ve a las consultas con ella, no te pierdas por nada el primer ultrasonido, esfuérzate por saber cómo está tu bebé. Pregúntale siempre cómo se siente, esto le hará saber que estás al pendiente de los dos.
No te alteres si ella de pronto llora, no la juzgues, no minimices sus sentimientos. Sus hormonas están disparadas, tanto que ni ella sabe qué es lo que le está pasando. Conviértete en la persona con la que pueda desahogarse, con la que pueda acurrucarse si lo necesita, con toda la confianza. Sé muy paciente.
Déjala dormir otros 5 minutos, llévala a tu pecho para que descanse. Una mujer embarazada siempre tiene sueño y le hace bien tener estos momentos. Los últimos meses serán muy pesados y conforme vaya creciendo el bebé podrá hacer menos cosas. Ayúdale con las tareas de la casa, con los pendientes, con la comida, con lo que puedas.
Dale tu toque a las cosas del bebé, no la dejes decidir sola. Interésate por la decoración, por el color de la cuna, por la ropita, participa en las decisiones, esto le hará la vida más fácil a ella y tú te involucrarás más en tu paternidad.
Nunca dejes de decirle lo bonita que es, lo linda que se ve su pancita. Cuando llegue llorando porque le salió una estría, no la critiques, los cambios son duros y el sentimiento es real ante ellos. Demuéstrale que todavía te atrae, con su nuevo cuerpo, con sus rayas, con sus kilitos de más.
Habla con tu bebé, ponle música, besa el vientre de tu mujer. Para ella es importante ver que te involucras, que comienzas a estrechar los lazos desde el embarazo.
Escucha sus miedos más profundos, pero también compártele los tuyos. Sé que los tienes y no le quieres decir nada para no alterarla, pero hazlo. Este momento es de los dos y platicando de eso podrán apoyarse y estár más unidos para cuando llegue el bebé.
Entra al parto, agárrale la mano, toma la foto de tu bebé, aunque sientas que te vas a desmayar, ella te necesita ahí para que tu voz le de fuerza de pujar, para que tus ojos suavicen la operación, para que tu mano le de el calor que necesita.