Si pudiera volver el tiempo atrás, le diría tanto a mi yo de esos días...
Que un día mirará hacia atrás una vez que la niebla se haya despejado y se dará cuenta de que esos días estaban llenos de magia. El tipo de magia que solo ves después de que pasó el truco.
Le diría que quizás nunca olvidará el dolor del cansancio de las noches sin dormir, pero la nostalgia coloreará su memoria y se encontrará ansiosa por respirar esos abrazos nuevamente.
Le diría sobre las lágrimas, que con cada llanto que se escuchó en las paredes de esa casa ella fue aprendiendo.
Y no solo estoy hablando de las lágrimas que derramó su bebé.
Le diría que volverá a gozar de tiempo a solas, pero, ese tiempo a solas se sentirá como tener dos corazones vagando en diferentes direcciones.
Le platicaré sobre la soledad a mitad de la noche, pero que cada una de esas estrellas en el cielo es otra mamá que siente exactamente lo mismo, que nunca está sola.
Le diría que no necesita ser la madre perfecta, y en el momento en que cree que existe tal cosa, es el momento en que cree que está fallando.
Le diría que está moviendo montañas, incluso cuando pierde el equilibrio. Especialmente, cuando pierde el equilibrio.
Le diría que de alguna manera se hace más fácil. La parte más difícil es no darse cuenta hasta más tarde de que se ha cerrado un capítulo que no volverá.
Le diría que no es una típica historia de amor, la maternidad es la versión cruda sin editar, con todas las tomas, lo que la convierte en la historia de amor más hermosa de todas.
Trataría de describir el poder del amor infinito que sentirá, cómo la consumirá, la asustará, la consolará.
Solo que no podré decirle estas cosas, porque ella olvidará, como todos lo hacemos, para que podamos descubrirlas por nosotros mismas, como se supone que debemos hacerlo.
En cambio, simplemente le diría que es vista, que es increíble y que es suficiente.
Texto y foto: @jessurlichs_writer