Ser mamá joven...

Puede que me haya adelantado un poquito, a diferencia de mis amigos, pero ser mamá a los 20 no arruinó mi vida, al contrario, ha sido lo más bonito que me pudo haber pasado.

Bien podría decir que en la vida me he adelantado mucho a las cosas, según los demás, pero para mí, todo ha sucedido en el momento perfecto.

Me casé después de 5 años de noviazgo a los 23 y mi bebé llegó 2 años después, justo para mi cumpleaños número 25, he trabajado desde los 21 y pude hacer algunos viajes importantes antes de ser mamá.

Cuando la gente que no me conoce me pregunta si mi hijo es mi sobrino, sus caras de asombro parece que me dicen que soy muy pequeña, y aunque siempre he sido come años, para todos es impactante que a mis 27 tenga un bebé de 2 años.

Algunos otros se atreven a decir que ellos hubieran esperado más, y preguntan que si no me quedé con ganas de irme de viaje, de tener más noches de fiesta, de ahorrar o de trabajar en distintos lugares, hacer una maestría.

Mi vida no se acabó, tal vez algunas cosas tengan que esperar un poco, pero ser mamá no ha arruinado mis oportunidades, ahora tengo a alguien con quien compartir y que vea lo mucho que me esfuerzo por cumplir mis sueños, puede que me tarde un poquito en tener mi maestría pero aún puedo hacerlo.

Muchos amigos apenas empiezan a casarse y cuando sus hijos nazcan, si es que deciden ser papás, yo estaré llevando a mi bebé a la primaria.

Cuando veo sus fotos de viaje, cumpliendo metas y disfrutando la vida sin tantas responsabilidades, me da un poco de nostalgia mis días así como ellos y sé que un día volveré a tener esos momentos de calma.

No creo que ser mamá arruine tu vida, claro que existen mujeres que jamás quisieron serlo y tal vez su vida sí sea una tortura, pero incluso en esos casos, un pequeño puede alegrar tus días y como todo, también hay días no tan buenos.

Pero si ves tu vida en perspectiva, creo que siempre valdrá la pena haber hecho todos esos pequeños sacrificios por tu bebé.