Micromachismo en la pandemia, vamos a desahogarnos
¿Cómo ha sido tu año? ¿Sigues aguantando todo con optimismo o ya quieres aventarlo por la ventana?
El otro día una de mis mejores amigas me contaba que tuvo una discusión brutal con su marido, esa amiga también soy yo, eres tú y miles de mujeres más, por eso te lo quiero contar.
El hombre en cuestión le reclamaba que por qué si trabajaba desde casa, el lugar no estaba como un espejo, - con todo y niños aburridos que sacan sus juguetes 10 veces al día-.
Mi amiga me contaba que sí, que muchas cosas son su responsabilidad en casa, obvio, donde viven 2 se hacen cargo 2, ¿cierto? Pero la realidad es que ya no puede con todo, 2 hijos, juntas de más de 5 horas, pensar en qué hacer de comer, lavar trastes, recoger juguetes, bañar a las criaturas, y tomar días para hacer aseo general pues no tiene quién le ayude, claro que explotó.
Sobre todo porque su esposo, que sale a trabajar y por lo tanto cuando está en casa no está haciendo nada más que jugar FIFA o acostarse en el sillón, se quejó porque la sala era un campo minado de juguetes.
¿Qué haces? Claro que explotar, enojarte y sentir que es lo más injusto del mundo.
Y aquí estoy desahogándome, en nombre de mi amiga y de todas las que estamos pasando por lo mismo, porque esta pandemia sólo nos ha dado una cachetada en la cara de que todas las responsabilidades y toda la carga mental, cae sobre nosotras.
¿Te has dado cuenta de todos los micromachismos que se han hecho sumamente evidentes ahora que convivimos tantas horas al día con los maridos?
Por ejemplo, cuando el marido sí puede trabajar en un cuarto solo, con la puerta cerrada y nadie puede molestarlo porque tiene “reuniones importantes”, mientras tú hasta amamantas en medio de la junta o tienes la compu en la cocina mientras haces la comida.
Cuando los niños piden algo y en lugar de que el joven que se casó contigo vaya y los ayude, te habla a ti para que dejes lo que estás haciendo y auxilies a todos en casa.
O qué tal cuando decides que por fin te darás 20 minutos sólo para ti, y te reclaman que en lugar de hacer ejercicio deberías de terminar de recoger la mesa o lavar los trastes.
También sucede que cuando se ofrecen para ir a hacer el súper, tú tienes que hacer la lista.
Cuando bañan a los hijos no se les ocurre que hay que cortarles las uñas o que, como el cabello de las niñas es muy complicado, te lo dejan a ti.
Como éstas, hay miles más que pasan todos los días y que sólo nos muestran el desequilibrio que vivimos como mamás y como mujeres, en donde las labores y las responsabilidades recaen sobre nosotras todo el tiempo.
Y seguramente dirás, ¿qué tengo que hacer? Yo muchas veces me siento más enojada conmigo misma por no poner límites, que con lo que hace mi marido.
Tal vez tengamos que tomarnos más en serio que estamos trabajando y por lo tanto no pueden molestarnos. Encerrarnos en un cuarto ver qué sucede, pedir tiempos fuera y dejar que les explote la cocina, al marido y a los hijos (por así decirlo, no literalmente).
Hay que empezar a hacer cambios pequeñitos que a la larga nos traerán cosas más constructivas, vamos a quitarnos esa costumbre de querer arreglarles la vida a todos los que viven con nosotros.
Y si de plano, las cosas no funcionan y tu relación cada vez está más desgastada, es momento de pedir una cita con un terapeuta de pareja y llegar a acuerdos claros para todos, donde cada quien sepa lo que le toca hacer.
En fin, este desahogo es para todas, si tienes alguna experiencia de esta pandemia, comparte y vamos a reírnos juntas, o a llorar, lo que sea mejor para el alma.