Lo que aprendo cada día de ser mamá que trabaja en casa

Estos días estoy haciendo todo lo posible por priorizar la calidad sobre la cantidad de tiempo. Dejo mi teléfono y me concentro en él.

A veces es un paseo rápido a pie alrededor de la cuadra y, a veces, es  acurrucarnos y llenarlo de cosquillas y mimos en el sofá.

Tengo una nueva teoría: Ahora creo firmemente que 20 minutos de atención plena a mis hijos tienen más impacto que dos horas de atención dividida y apresurada. Es algo de lo que lamento no haberme dado cuenta antes, pero también algo que seguiré adelante.

Ser un mamá es difícil, punto final. Más difícil aún en las condiciones de los últimos meses. Y no estoy tratando de decir que reservar un total de 45 minutos en cada jornada laboral para mi hijo me convierte en la madre que quiero ser. Muy lejos de eso...

Pero mi intención ha hecho que nuestro tiempo en casa sea un poquito más significativo. Y en estos días, de tanto descontrol y caos yo lo llamaré una victoria.

Texto: Sandy Bleiberg 

Foto: @jess_escalona