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La sociedad juzga más a las mamás solteras que a los papás ausentes. Y esto debe parar

Publicado: 20 de Mayo 2020
Vida de mamá
Foto: IG @krystalhipwell
Foto: IG @krystalhipwell

Pareciera que el estado civil de las mujeres las define más que cualquier otra cosa. 

 

No importa si es una fregona profesionalmente o es la mujer más amorosa y dedicada con sus hijos, el hecho de criar sin un hombre a su lado tiene tanto peso, que se le juzga y se le etiqueta como si fuera culpable por eso. 

 

Y es que, tiene que parar, las críticas y las etiquetas siempre son dirigidas a ellas cuando la ausencia, el abandono y la falta de responsabilidad de esos padres, pasa desapercibida. 

 

Las mamás muchas veces tienen que asumir trabajos y jornadas desgastantes para sacar adelante a su familia con todo lo que eso implica, especialmente los gastos y el soporte emocional. 

 

Hay una frase que me encanta, por que no solo es un ejemplo de la labor titánica que es criar a un niño, sino también de la importancia de contar con una tribu y una red de apoyo. Las mujeres no pueden criar solas, así como los seres humanos no podemos vivir solos. 

 

“Para criar a un niño se requiere toda una aldea”. 

 

Y aunque lo que se espera es que ese bebé sea cuidado por ambos padres, cuando esto no ocurre, las mujeres se quedan solas con su hijo en brazos y una sociedad que en lugar de darle una mano, la juzga. 

 

Cosa que no es nada fácil, la presión por cumplir con los gastos y ser una buena madre termina generando sentimientos de culpa que condicionan la salud emocional de las mujeres y hacen tambalear su estabilidad, abriéndole la puerta a episodios de ansiedad y depresión, pues no hay nadie con quién compartir las buenas, las malas y las peores. 

 

Y aunque tal vez, todos los días su motor sean los ojos de su hijo, la realidad es que además de enfrentar la soledad en la crianza, también tiene que hacerlo cuando en la escuela es la “madre soltera”, la “sin esposo” en las fiestas, la “divorciada” en las reuniones familiares. 

 

Dejemos de juzgarlas, de etiquetarlas, de minimizarlas, pues parece que la falta de un hombre hace que el trabajo de todos los días, se venga abajo, sin piedad, sin palmaditas en la espalda y con más presiones. 

 

Mientras ellas viven en estado de alerta, por cumplir con todo, ¿a ellos quién les hace ver que lo que hacen está mal? Las relaciones terminan pero no las responsabilidades con los hijos. 

 

Porque es válido separarte, está bien elegir no estar con una persona, pero eso no da por hecho el abandono hacia ellos, eso no justifica que se deslinden de los gastos y el apoyo que les corresponde como padres. 

 

Así que dejemos de juzgar y pensemos de qué manera podemos apoyar a esa amiga que tiene un hijo de un hombre que no lo quiso conocer, dejemos de culpar a la mujer que decidió separarse porque no era feliz, dejemos de presionarlas por rehacer su vida con otra persona. 

 

Mejor apoyemos, escuchemos y démosles una mano, porque aunque no lo pidan, siempre les vendrá bien. 

 

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