Iba a ponerme a lavar la ropa pero en lugar de eso decidí abrazarte y estar contigo
Cuando llegaste a mi vida las prioridades cambiaron. Hoy ya no busco tener una casa perfecta ni salir hasta la madrugada con mis amigas. He dejado de hacer tantas cosas sólo para abrazarte otro ratito, para alimentarte o jugar contigo.
He dejado de lavar los trastes y he dejado algunos enjabonados hasta un día completo. Y en lugar de eso me senté a jugar contigo.
He dejado la ropa en la lavadora toda la noche y la he tenido que lavar de nuevo, para ir contigo a tu cuarto porque me quieres enseñar que ya sabes sentarte en tu banquito solito.
He dejado de peinarme, de tomar baños largos. Ni se diga de las mascarillas que he dejado de usar y mis cremas olvidadas.
Hay días en los que he dejado de bañarme, porque tú me necesitas de tiempo completo.
He dejado de hacer cenas laboriosas y postres, porque eso me quitaría mucho tiempo en la cocina.
Nuestra sala ha tenido mejores días, a veces está llena de ropa, otros días llena de juguetes y tengo que confesar que he dejado de tomarle importancia a su aspecto, sé que esos días de orden volverán, pero hoy estoy dedicada por completo a ti.
También en mi trabajo he dejado de contestar mails, de terminar pendientes, de buscar inspiración y algunos otros proyectos personales, están por el momento en pausa. A veces mi cabeza no da para más, y cuando termina el día, no alcanzo a terminar todo lo que dejé para después.
Porque mis días contigo son contados, y sabiéndolo, prefiero tenerte entre mis brazos a tener una casa completamente ordenada.
He dejado de estresarme y cada día trato de hacer algo, mínimo, para mantener ordenado, aunque la realidad es que es un trabajo de nunca acabar.
Aunque a veces en mi mente estoy barriendo, cuando te tengo en mi pecho respirando suavecito y tranquilo, me concentro en ti y toda esa ansiedad por limpiar se me pasa.
No me arrepiento por todas las cosas que he dejado de hacer, porque hoy mi mayor prioridad eres tú.