Acostar a tus hijos temprano es bueno para tu salud mental, según la ciencia
Si a algo me he apegado desde hace 2 años que me convertí en mamá fue a la hora de dormir de mi hija, la rutina empieza con el baño a las 7 pm, masaje con crema, pijama, cepillar el cabello, tomar un bibi, lavar los dientes, apagar la luz y acurrucarnos para que a las 8, máximo 8:30 de la noche, ya esté dormida.
Algunos días no es posible, a veces esa parte de acurrucarnos se extiende hasta las 9 conmigo dando palmaditas y ella viendo hacia la nada. Otras veces el baño la llena de energía y decide irse a jugar con papá a la sala mientras yo insisto en que ya es hora de dormir.
Otros días no se quiere bañar y decido no hacerlo, porque ya es tarde o porque ese día salimos a cenar.
No soy muy autoritaria en las rutinas, pero con la hora de dormir sí trato de respetarla lo más que puedo, y es que un estudio ha comprobado que los niños que se duermen siempre a la misma hora, son más felices y más saludables.
El estudio se realizó en Australia, en el Instituto de Investigación Infantil Murdoch en Melbourne, en 2017. Después de analizar datos de crecimiento de 3600 jóvenes, durante 9 años, encontraron que los niños que se iban a dormir antes de las 8:30 de la noche, eran más felices y sanos que los que dormían más tarde.
Pero esto no fue todo, los papás de los niños que se iban a la cama temprano, también mostraron una mejor salud mental.
Y seguramente conoces la respuesta a esto. Esa sensación de que el tiempo vuelve a ser tuyo, al menos por unas horas, y lo puedes usar para cualquier otra cosa que no tenga que ver con trabajo o crianza, es restaurador para la mayoría de nosotros.
Cuando eres mamá una forma de no perderte con tantas responsabilidades es darte momentos a solas para hacer las cosas que te gustan mucho, incluso para tu vida en pareja este tiempo es crucial para volver a conectarse.
Aunque esto puede hacer que te pierdas algunos eventos sociales porque se atraviesa la hora del sueño, vale la pena tener una rutina y apegarte a ella.
