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El pájaro inquieto

Publicado: 26 de Noviembre 2018
Todas las edades
Foto: Naran Xadul
Foto: Naran Xadul

Recién creado el mundo, todas las aves eran blancas, pero al paso del tiempo no se aburrieron de verse todas iguales y le pidieron al dios Mulungu plumajes de colores tan atractivos como los de las flores.

Mulungu lo pensó durante siete días y siete noches y aceptó. Todas las aves se formaron en un enorme semicírculo frente a la casa de Mulungu, y él, sentado en una silla enorme como trono, rodeado de tarros con pinturas de diversos colores y pinceles de todos los tamaños, se dispuso a cumplir su promesa. Los pájaros esperaban días y semanas a que llegara su turno.

Mulungu los llamaba uno a uno, se subían sobre sus rodillas, elegía los colores y los diseños, los pintaba y los dejaba marchar. Pero había un pájaro inquieto e impaciente. Se llamaba Manda y no cesaba de volar.Quería los colores más vistosos y no estaba dispuesto a esperar su turno. Volaba sobre la cabeza de Mulungu y le gritaba: --¡Píntame a mí! ¡Píntame primero! –Ten paciencia, Manda –contestaba Mulungu una y otra vez, y seguía pintando a los que estaban en la fila. Al tejedor le pintó el cuerpo de negro y las alas de rojo; al turaco, de azul, verde y morado.

Pero Manda no se estaba quieto y seguía molestando. --¡Píntame a mí! ¡Píntame primero! Mulungu se le quedó mirando y dijo: --Es el turno de…la grulla de corona. Y con mucha ilusión empezó a pintar la corona de dorado. Manda, mientras tanto, miraba uno y otro tarro y casi metía el pico en algunos de ellos.

--¡Píntame a mí! ¡Píntame primero! Pero, Mulungu continuó pintando pacientemente el cuello, el pecho y las alas de la grulla, combinando el negro y el marrón. --¡Píntame a mí! ¡Píntame primero! Mulungu pintó de negro las patas de la grulla, le echó a volar, llamó al ave zancuda y comenzó a pintarla. --¡Píntame a mí!  ¡Píntame primero! –insistía Manda.

Para quitárselo de encima, Mulungu dejó de pintar al ave zancuda que tenía en las rodillas y llamó a Manda. –Voy a pintarte para que te vayas y dejes de molestar a tus hermanos. El ave zancuda se alejó a medio pintar, por eso, la cigüeña tiene las patas rojas, las alas negras y el resto del cuerpo blanco. 

Manda saltó a las rodillas de Mulungu y éste, con gran rapidez, lo embarró de marrón y gris y lo despidió sin más palabras. Y es por eso que, Manda es el ave menos vistosa, pero sigue igual de alborotadora y aún hoy puede escucharse llamando a Mulungu con el grito de “¡Píntame a mí! ¡Píntame primero!”

 

Por: Silvia Dubovoy

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