Cómo la rutina de baño de mi bebé hizo maravillas
Lo confieso, uno de los temores más grandes que pensé y sentí cuando cargué a mi bebé por primera vez para bañarlo fue: “es tan pequeñito que no sé cómo voy a bañarlo, ¡se me puede resbalar!”.
Afortunadamente, mi mamá y mi hermana estaban a mi lado y me enseñaron cada paso: desde cómo agarrarlo, cómo limpiarlo, la temperatura del cuarto y del agua y qué productos usar para cuidar su piel tan delicada.
Como sé que todas las mamás pasamos por esto, quiero compartirles la rutina que sigo con mi bebé y que ha hecho maravillas no sólo para mantenerlo limpio, con una piel suavecita, sino para estrechar aún más ese vínculo que nos une desde que estaba en mi vientre.
¡Es hora del baño!
Una de mis primeras dudas era: ¿en qué momento del día es mejor bañarlo? Y con el tiempo aprendí que por las noches era lo mejor, así duerme limpio y fresco. No sé si son ideas mías, pero lo veo más relajado.
Las primeras semanas lo bañé en mi recámara, cerraba ventanas y puertas, ponía su bañera a un lado de mi cama y metía cubetas con agua tibia para enjuagarlo. Para mí era más fácil porque así tenía más espacio para moverme, una vez que adquirí práctica, empecé a hacerlo en el baño.
Antes de desvestir a mi hijo, preparo todo lo que voy a usar: el shampoo, el jabón líquido o en barra, la loción corporal o crema, las dos toallas, la esponja, toallitas húmedas, pañal y ropa limpia.
Pero, ¿cómo empezar? Una vez que tengo lista el agua a una temperatura adecuada (calientita sin llegar a quemar), empiezo por desvestirlo rápidamente e introducirlo en la tina poco a poco con manos suaves para que no le asusten los movimientos abruptos.
Empiezo siempre por vertir en una esponja un poco de jabón líquido que tiene una fórmula suave, ideal para uso diario porque no irrita la piel de mi hijo, y limpio cada parte de su cuerpo. Inicio por el cuerpo porque he visto que mojarle su cabello es lo que le da más frío.
Después limpio su carita con el jabón en barra, que por cierto me encanta porque tiene un aroma delicioso y limpia las impurezas de su piel.
Finalmente cubro su cuerpo con una toalla para mantenerlo calientito y lavo su cabello con un shampoo diseñado especialmente para bebés que sea hipoalergénico.
Foto:Naran Xadul
Es decir, que limpie el cabello de mi hijo sin causarle algún tipo de irritación en su piel o en sus ojos (porque aunque tengamos mucho cuidado, en algún momento se puede escurrir en su carita).
Como tip, revisa que todos los productos que usas para la higiene de tu bebé cuiden el balance natural de su piel, que no contengan alcohol, colorantes ni parabenos, y que estén recomendados por la Sociedad Mexicana de Pediatría, puedes identificarlo porque tienen un sello con las letras SMP.
Una vez que está limpio y sin jabón, lo saco de la tina y lo envuelvo en una toalla suavecita, para secar con mucho cuidado cada milímetro de su cuerpo, incluyendo axilas, ingle, barbilla, cuello y detrás de las orejas.
Cuando su piel ya está seca, cambio la toalla húmeda por una seca para evitar humedecer su ropa, le pongo el pañal y vierto en mis manos un poco de loción corporal o crema para humectar su piel (busca una que dure hasta 24 horas) y la aplico dando un suave masaje primero en sus brazos, en sus piernas, en su pecho, en su espalda y finalmente en su carita.
Durante el masaje le canto una canción, le platico lo que siento por él o simplemente le describo lo que le estoy haciendo. Entre cada masaje le doy besitos en los pies, en los brazos, en sus piernas y en su frente.
Al terminar el masaje lo visto, lo alimento y lo arrullo hasta que se queda dormido. Y es en este momento, en el que agradezco la suerte de tenerlo a mi lado, me quedo admirándolo y sin duda, se dibuja una sonrisa en mi rostro.
Fuente: Karen Zaltzman, Pedagoga especialista en Crianza (cédula 5645910) y https://www.healthychildren.org/Spanish/ages-stages/baby/bathing-skin-care/Paginas/bathing-your-newborn.aspx