¿Qué “útiles” emocionales se necesitarán para este regreso a clases?
Ya estamos a mitad de agosto y aunque muchas escuelas decidieron arrancar con el ciclo escolar, otras se esperarán un poco más.
Sea cual sea el caso, lo que es cierto es que iniciaremos en este contexto de encierro con un sistema de clases a distancia. Esto fue una decepción para muchos, ya que pensábamos que a estas alturas el virus estaría más controlado.
Debido a esta situación es esperado que como papás nos sintamos preocupados tanto por la educación de los hijos, como por nuestra situación en relación con el trabajo, el “homeoffice”, las finanzas y un sinfín de etcéteras, pero lo primero que te quiero decir es que está bien sentirse así y que no estás sólo; lo segundo, es que la decisión que hayas tomado respecto a la educación de tus hijos, ya sea inscribirlos, cambiarlos de escuela, tomarse el año, o cualquier otra, también está bien; la decisión que hayas tomado es la correcta porque la tomaste con base en tu contexto y situación familiar.
Independientemente de la decisión que se haya tomado en casa, es importante tomar en cuenta todo lo que respecta a la cuestión emocional, pero ¿qué de todo lo que he escuchado en relación con este tema es realmente importante? ¿que sí y que no? y lo más importante ¿cómo lo hago? Bueno, todo psicólogo te diría que “depende de la situación” (jaja), pero es real que cada familia y cada contexto es distinto. Aquí te enlistaré 3 componentes clave de la inteligencia emocional que yo considero que son esenciales para sobrevivir a este regreso a clases:
1. Regulación emocional (empezando por la propia):
Se refiere a la capacidad para aprender a identificar la emoción que sentimos, la intensidad, frecuencia y expresión. Dentro del aprendizaje del manejo emocional también se incluye identificar cuál es el propósito que está cumpliendo la emoción. Por ejemplo, si siento miedo es porque tal vez estoy percibiendo una amenaza, entonces el miedo me ayudará a resolver la situación amenazante y una vez que pase yo debo poder regresar a un estado neutro.
Lograr esto en los pequeños requiere de mucha práctica, pero definitivamente el primer paso siempre será poner el ejemplo. Dentro de este regreso a clases será fundamental dar un espacio para que nuestros pequeños expresen sus emociones al iniciar y concluir el día, puede ser con un tablero de imágenes o un dibujo para los más pequeños.
Asimismo, es igual de importante dejarles sentir la emoción, si ese día están molestos, validemos su enojo y ayudemos a que se calme. La respiración es una gran aliada, dado que los ejercicios de respiración ayudan a regular todas las respuestas del cuerpo que las emociones detonan, la respiración constante y profunda le manda la señal a nuestro cerebro que todo está bien.
2. Resiliencia:
Es la capacidad de responder tras el momento de crisis o situación difícil, cómo nos reconstruimos y desarrollamos un nuevo aprendizaje. Como toda habilidad, la resiliencia, se aprende y debe practicarse. Esto no significa que debamos enfrentarnos todos los días a un evento traumático para irla desarrollando, puede darse en las pequeñas interacciones con nuestros pequeños en el día a día.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros niños a ir desarrollando resiliencia? Como en el punto pasado es importantísimo ser el ejemplo porque los niños aprenden mucho mediante la observación. De igual forma, al alentar a nuestros hijos a resolver las dificultades de forma autónoma, (nosotros podemos ser sólo una guía). Esto les ayudará en su autoconfianza porque se darán cuenta de su capacidad en torno a la toma de decisiones y sobre todo orientado a resolver un problema.
De esta manera se estimula día con día la habilidad de solución de problemas. Los niños se vuelven capaces de encontrar diferentes soluciones para una misma situación.
3. Autoconocimiento:
Estar muy atentos a nuestras emociones, sensaciones y necesidades; saber qué me hace bien y tratar de incluirlo en mi rutina diaria, identificar las actividades que me generan paz y hacerlas en días de mucho estrés, conocer mis límites para saber cuándo necesito parar o necesito un tiempo para mí.
Con los pequeños podemos hacer diversas actividades que los ayuden a ir identificando estos aspectos en ellos e incluso nosotros como adultos podemos aprender junto a ellos. Pueden llevar un diario en donde se anote lo que más les gustó de ese día y lo que menos les gustó y tratar de poner las razones. Durante los diferentes juegos y actividades preguntarles cómo se sienten, qué les gusta y qué no; en qué se sienten muy buenos y qué actividades les cuestan trabajo.
Es de gran ayuda que como adultos reconozcamos nuestros errores frente a ellos, ya que, esto les da la confianza de hacerlo también y darse cuenta de que no tenemos que ser excelentes en todo. Cabe mencionar que estas tres habilidades se van desarrollando poco a poco y deben ser practicadas. Es fundamental no angustiarnos cuando no podamos llevar a cabo algo de esto, observar y aprender de ello.
Psic. Mariana Elisa García Gómez.