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Cómo educar hijos feministas 

Publicado: 7 de Marzo 2021
Criando con consciencia
Foto IG: sheridaningalls
Foto IG: sheridaningalls

No sé como escribir esto sin sentir una presión en el pecho y una impotencia ante los hechos que han pasado en nuestro país. 

 

Siendo madre de una niña siento aún más angustia sobre su futuro, su seguridad y su vida. 

 

Entiendo que lo que sucede tiene que ver con todo un sistema y un entorno familiar, que no siempre es el adecuado para garantizar la vida y la integridad de los más vulnerables, los niños y niñas. 

 

Tenemos en nuestras manos el futuro de un país como mamás, y si se trata de varones, también tenemos la vida de cientos de miles de niñas que el día de mañana serán adultas y se enamorarán de alguno de nuestros hijos. 

 

Sí, la solución definitivamente está en el sistema y en las muchísimas esferas que componen esta sociedad, pero creo que podemos sembrar una semilla importante criando a nuestros hijos de forma diferente. 

 

Hacerlo sin gritos y sin violencia definitivamente está marcando una gran diferencia con nuestra generación, pero hay más cosas que podemos hacer y una de esas es criándolos como feministas. 

 

Sí, feministas. Con equidad de género, permitiéndoles vivir y sentir sus emociones mientras los dejamos ser lo que quieran. 

 

¿Qué tipo de comunicación estás teniendo con tu hijo varón? ¿Cómo actúas cuando hace cosas consideradas como femeninas? ¿Lo limitas para que sea más rudo o más hombre? 

 

Es increíble que el cambio en la forma de criar a las niñas ya esté sucediendo, pero no tendremos un mundo mejor si no hacemos lo mismo con ellos. 

 

Empecemos por esto: 

 

Déjalo llorar, gritar y tener miedo. 

Permítele sentirse herido y aceptar toda esa vulnerabilidad que es natural en todos los seres humanos. Cada una de las emociones son sanas, vivirlas y sentirlas le ayudará a aprender a autorregularse de la manera más sana. 

 

Proporcionarle modelos a seguir. 

Los niños son mucho más receptivos a las personas que tienen a su alrededor, así que procura que haya buenos hombres en donde esté tu hijo. Pueden ser los tíos, los abuelos y hasta sus maestros. Los niños que viven sin una figura paterna tienen un peor desempeño en términos de conducta, estudios e ingresos, porque no han visto a hombres hacerse responsables de las cosas de la vida, de acuerdo con los economistas Melanie Wasserman y David Autor. 

Habla sobre los logros de otras mujeres, siempre. De las que conocen, de mujeres famosas, de tus propios logros. Cuando los niños respetan los logros de las mujeres, las ven de la misma manera. 

 

Déjalo ser él mismo. 

En una sociedad donde todo está tan dividido por género, (porque hoy ya existe hasta shampoo para niños), es muy difìcil lograr que ellos solitos busquen sus propios intereses. Déjalo seguirlos, no importa si se salen de lo “tradicional”, sólo así desarrollará todo su potencial. No asumas que todos los niños quieren las mismas cosas y mejor asegúrate que no se encuentre limitado al querer una cocina o una muñeca para jugar. Denuncia los estereotipos (“Qué mal que la caja de los trastecitos tenga solo a niñas jugando, cuando a los niños también les gusta cocinar”). 

Mételos a clases de arte, ofrece actividades con masa, llévalo a cortarse el pelo y a probarse ropa, a clases de baile, no permitas que lo femenino sea sinónimo de un estatus menor. 

 

Enséñale a hacerse cargo de sí mismo.

Enseñemos a nuestros hijos a hacer las tareas de casa con la misma emoción que esperamos que nuestras hijas se desempeñen laboralmente en una oficina. A ser autosuficientes, así no esperarán que una mujer les haga esas cosas cuando sean grandes y aprenderán a ver que las tareas de casa son trabajo de toda la familia. 

 

Enséñale a cuidar de otros. 

Cuidar a alguien más aumenta la empatía y disminuye las agresiones. Esto no se trata de dejarles a los hermanitos pequeños, se puede fomentar haciendo cosas por alguien que está enfermo, ayudando a darle de comer al niño pequeño, mandándole una carta a su amigo que se ha sentido mal, etc. Los hombres también pueden equilibrar el trabajo para cuidar de los demás. 

 

Comparte el trabajo en casa. 

Cambia los roles de quehaceres, que todos hagan de todo, porque si mamá siempre cocina y papá solo saca la basura, eso se aprende. Involúcralo en el cuidado del hogar desde temprana edad. 

 

Aliéntalo a que tenga amigas. 

Llega un momento en donde los niños comienzan a separarse por su género, lo que aumenta los estereotipos. Pero si alentamos a los niños a tener amigas y jugar con ellas, aprenderán a comunicarse y solucionar problemas de la mejor manera. Invita a las niñas del salón a su fiesta, formen equipos de deportes mixtos desde que son pequeños. Entre menos vean una división por género en actividades, menos excluyentes serán. 

También al jugar más con niñas, dejarán de verlas sólo como conquistas sexuales. 

 

Enséñale que no es no.

Enséñale sobre respeto y acuerdos mutuos con el ejemplo, si están jugando a las cosquillas o tu hijo te pide que ya no le des besos, deja de hacerlo en el momento en que diga no, así reconocerá el poder de esta palabra. Por otro lado, comienza a enseñarles desde el kínder que siempre debe pedir permiso para tocar a otro compañero. 

 

Pronúnciate cuando alguien sea intolerante.

Evita exponer a tu hijo a la violencia, especialmente en casa, pues al ver situaciones de peleas o divorcios, de adulto tendrá más dificultad para resolver problemas románticos. Un sistema de resolución de conflictos es indispensable, di algo cuando veas burlas o acoso a alguien más y enseña a tus hijos a intervenir.

De igual forma cuando veas conductas irrespetuosas, denigrantes, intolerantes y groseras, pon un alto y reorienta esas conductas, que sean niños no es excusa para dejarlo pasar. Si ves que este tipo de conductas en diez años serán peores, vale la pena poner más atención ahí. 

 

Nunca uses la palabra niña como insulto. 

Tampoco la uses tú. Elimina de tu vocabulario frases como “juega como niña”, “llora como niña”, “mariquita”, “niñita”, y demás comentarios sexistas. Todos podemos ayudar para evitar estos juicios sobre el género y que los niños disfruten hacer las cosas sin pensar en los prejuicios sobre el género. 

 

Léele mucho, en especial historias sobre mujeres y niñas.

Cuando los niños crecen escuchando historias sobre hombres que fueron a la luna y mujeres que sólo ayudan a dar a luz, los estereotipos se vuelven realidad. Enséñale que las mujeres también viajan al espacio y son buenas en matemáticas, que los hombres son muy buenos para cocinar y hay excelentes bailarines. Lean historias de personas que rompen con los moldes, no sólo aquellas donde los niños son héroes y las niñas rescatadas. Y entre más pronto mejor, pues a partir de los 3 años los niños comienzan a darse cuenta de los estereotipos, si no les ayudas a verlos, pensarán que así son las cosas. 

 

Celebra que sea un niño.

Sí, hay actitudes que son propias de los niños, como correr, trepar, ser más rudos, y eso está bien. Enséñale a ser fuerte, a reconocer su emociones, a ser proveedor y darle cuidado a las personas que quiere. A ser rudo para enfrentarse a las injusticias y la intolerancia, y a ser seguro para perseguir cualquier cosa que le apasione.

 

Por último, revisa tu lenguaje, el contenido mediático que tienen tus hijos, así como tu relación con los demás, como mujer contigo misma, como pareja y en los demás entornos. Revisa que en estos entornos el papel de la mujer no sea denigrada ni haya comportamientos machistas, por ejemplo, con los abuelos o los tíos. 

 

La responsabilidad por garantizar la vida de nuestros hijos en la vida adulta, y de las siguientes generaciones, nos toca a todos. Cambiar los conceptos que tememos acerca de los hombres y las mujeres y su rol va más allá que el color rosa o azul de los juguetes.

 

Información verificada por Karen Zaltzman, Pedagoga especializada en Crianza Consciente. 

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