Una mujer que sana su relación con su cuerpo y la comida podría estar sanando la de tres generaciones
La forma en que una mujer mira y trata a su cuerpo permea y sin duda repercute en la manera en que sus descendientes lo harán.
Cuando tú te quejas de tu cuerpo, tus hijas están ahí escuchando, y poco a poco van entendiendo que la forma y tamaño de sus cuerpos deberán de ser un tema central en sus vidas.
Cada vez que lamentas haber engordado, o que te torturas por haber “comido de más”, les continúas mandando el mensaje de que solo podrán ser valiosas y exitosas en la medida en que sean delgadas.
Si por el contrario, tus hijas crecen cerca de una madre que respeta y agradece su cuerpo, tratándolo con amor, y que además transmite la idea de que el valor de una mujer no radica en su apariencia, es muy probable que terminen siendo adultas confiadas y libres en su cuerpo, y que sean en un futuro madres que de forma natural cultiven en sus propias hijas la idea de que son mucho más que cuerpos, rompiendo así una cadena de insatisfacción constante que solo provoca infelicidad.
Así que, no lo hagas solo por ti, ¡hazlo también por ellas!
Por Raquel Lobaton para Naran Xadul
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