¿Tu hijo tiene miedo a probar nuevos alimentos?
Es frustrante como mamá que tu hijo no quiera probar nuevos alimentos; puedes pararte de cabeza, hacer una historia divertida con ellos o presentarlos de la forma más apetitosa, pero aún así, tu pequeño no quiere comerlos.
Esto generalmente causa -además de la frustración- preocupación de que tu hijo no obtenga los nutrientes necesarios para que crezca sano. Y por ende, recurres a técnicas no muy recomendadas, dando alternativas poco nutritivas “con tal de que coma”, se vuelve una monotonía y, claro, se genera un estrés entorno a la comida.
Por ejemplo, le dices: “no habrá postre si no te terminas ese plato de brócoli”, “no jugarás hasta que te termines ese plato de comida”; estas frases en lugar de alentar, generan disgusto, rechazo y estrés.
Sin embargo, es importante identificar las razones por las cuales está rechazando el alimento, ya que muchas veces no suele ser porque el niño sea “quisquilloso”, pueden influir diversas causas: factores sensoriales, problemas orgánicos, sociales, emocionales o presentar una NEOFOBIA hacia los alimentos.
La neofobia alimenticia es el miedo a probar alimentos nuevos y -en cierta forma- es normal que se presente en la infancia, sobre todo entre los dos y los seis años de edad. Las causas de una neofobia suelen presentarse por la genética, el acercamiento emocional hacia los alimentos y la edad.
De acuerdo con una investigación publicada en la revista Obesity, la neofobia alimenticia puede ser hereditaria, debido al tipo de preferencias alimenticias que tenga la mamá o el papá ya que puede haber preferencia por los alimentos dulces que por los salados.
¡No te estreses!
La clave para dejar de preocuparte por el miedo que le tiene tu hijo a comer nuevos alimentos es la paciencia, suele ser una etapa pasajera. La exposición repetida hacia los alimentos será la clave del éxito.
Los niños tienen que estar expuestos entre 10 a 15 veces a un alimento para que lo puedan aceptar, es importante ofrecerlo con otros con los que está familiarizado y en porciones pequeñas.
No condiciones o presiones para que pruebe, mejor motivalo dándole variedad, creatividad y respetando su decisión. Jueguen a detallar las características de los alimentos, vayan al súper juntos y describan la textura, forma, olor, color y sabor. Recuerda modelar con el ejemplo.
Revisado por Haya Behar, Nutrióloga Clínica con especialidad en nutrición infantil.