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Cómo hacer que tu hijo coopere cuando no quiere hacerte caso

Publicado: 28 de Agosto 2019
Criando con consciencia
Foto:  IG @sheridaningalls
Foto: IG @sheridaningalls

Una queja generalizada, desde que los hijos tienen 2 años y hasta la adolescencia, es que no obedecen, que cuando les hablas parece que le dices las cosas a la pared. 

Este comportamiento puede hacer que la convivencia sea muy difícil, que terminemos dando gritos por cualquier cosa y que más allá de sentir que estemos haciendo un equipo con nuestros hijos, sentimos que vivimos en una lucha constante. 

Cuando hay un niño desobediente también hay algo que emocionalmente no se ha atendido y es importante poner atención a eso, escarbar para saber de dónde viene el problema, qué es lo que provoca los berrinches.

Analizar si tu hijo no se siente tomado en cuenta, si necesita más momentos de juego, si está manejando de forma incorrecta sus emociones o se siente frustrado. Puedes motivarlo con el juego a hacer esas cosas que causan un pleito, por ejemplo la hora de comer, el baño, ponerse el uniforme, irse a dormir siempre haciéndolo partícipe de cada actividad para que se sienta parte de. 

Tener rutinas es muy importante y les ayuda a los niños a saber qué es lo que sigue después de cada actividad, lo que disminuye su ansiedad y estrés por lo desconocido.

Cuando sabe que después de lavarse los dientes y ponerse la pijama es momento de dormir, reclamará menos que si lo sacas de ver la tele o de jugar para llevarlo a la cama. Si no lleva ninguna guía en su día a día, el caos no le permitirá atender reglas ni mucho menos normas. 

Hay que ser congruentes con lo que se pide y lo que se hace, por ejemplo si pedimos que coman en la mesa y nosotros sólo comemos en el sillón, los niños no entenderán por qué está mal. También es importante entender que por la edad los niños no podrán hacer tantas tareas a la vez, hay que ser conscientes de lo que pueden lograr a cierta edad y explicarles siempre el por qué de cada norma. 

Mantén la calma cuando haya un berrinche, muéstrate serena, baja a su nivel y haz contacto visual. Deja que saque sus emociones, a veces sólo duran uno minutos. Ofrece un abrazo y cuando esté en calma explícale qué es lo que le estas pidiendo. 

Hay que premiar los buenos comportamientos, no con cosas físicas, sino con cumplidos que hagan sentir bien al pequeño y abrazos apapachadores. Nunca gritar, nunca juzgar, nunca pegar y mucho menos comparar. 

Cada niño lleva un proceso diferente a los demás, son pequeños humanos con carácter y personalidad y no siempre funcionará con uno lo que hiciste con los demás. Déjalo expresar sus opiniones, respeta sus decisiones, no importa si su ropa no combina o a ti no te gusta su estilo. 

Analizando de dónde viene el mal comportamiento y tomando acciones positivas, la convivencia será mucho mejor con tu hijo. 

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