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Cómo identificar si tu hijo tiene estrés y ansiedad

Publicado: 29 de Mayo 2019
Criando con consciencia
Foto IG: sheridaningalls
Foto IG: sheridaningalls

Aunque no lo creas existen manifestaciones del estrés y la ansiedad en los niños que si no son atendidos pueden desencadenar trastornos que después serán más difíciles de tratar.

Seguramente te preguntarás, ¿cómo puede estresarse un niño? Si ellos no tienen que pagar cuentas, no tienen que trabajar, ni hacer muchas de las cosas que a los adultos nos estresa.

Pues sí, existe, porque es una función de las demandas que tenemos y de nuestra capacidad de satisfacerlas, así que un niño puede tener preocupaciones y por lo tanto estrés.

Las fuentes de estrés más comunes durante la niñez muchas veces son externas, como la familia, los hermanos, la escuela, aunque en algunos momentos la presión llega a ser de ellos mismos cuando lo que deberían de estar haciendo no lo hacen, como las tareas, separarse de sus papás o hacer amigos.

Las ocupaciones también estresan a los niños, tener tantas cosas que hacer y no poder disfrutar momentos al aire libre o tiempo para la creatividad. Si lo han empezado a externar, es importante dejar algunas ocupaciones para no generarles más ansiedad.

Pero también hay otras cosas que aumentan el estrés, como los problemas familiares, un divorcio, enfermedades, aunque muchas veces no se les comunica directamente, los niños suelen escuchar conversaciones donde se habla de la falta de dinero, de la enfermedad de alguien o incluso discusiones, por lo que hay que tener cuidado cuando hablamos al respecto,cómo se los vamos a comunicar y no mostrar preocupación pues lo notarán.

Lo mismo sucede con las noticias e imágenes perturbadoras, los desastres naturales, videos, etc. Es importante controlar a qué están expuestos nuestros niños.

¿Cómo sabemos que nuestro hijo sufre estrés?

Hay algunas manifestaciones como agresividad, falta de concentración, menor rendimiento, trastornos de alimentación, cambio en los patrones de sueño, mojar la cama, preocupación extrema y tristeza.

Los más pequeños suelen mostrarlo chupándose el dedo, jalando su cabello, metiéndose el dedo a la nariz, los cuales pueden convertirse en hábitos, mientras que niños más grandes pueden empezar a mentir, desafiar a la autoridad, ser agresivos, tener episodios de pesadillas, codependencia, reacciones exageradas y cambios radicales.

¿Cómo reducir el estrés?

Una manera efectiva para enfrentar el estrés es con un buen descanso, una alimentación sana, una crianza respetuosa, así como pasar tiempo de calidad con los niños donde se puedan tener conversaciones sanas.

Expresar interés por sus preocupaciones, lo que les sucede en el día y resolver sus dudas es importante. Si hay demasiadas actividades, es importante reducirlas y hablar con sus maestros para reformular una nueva rutina.

Anticipar a los niños a situaciones estresantes, como una cita con el doctor o las vacunas y transmitirles seguridad.

Leer libros con historias donde los personajes atraviesan situaciones difíciles es otra forma, pues así logran identificarse y ver cómo lo resuelven de manera efectiva.

Tampoco está de más consultarlo con el pediatra o con un terapeuta, sobre todo en casos donde los cambios ya se convirtieron en hábitos para que no se generen problemas más significativos en su funcionamiento.

 

Fuente: Kids Health Org

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