Es importante que escuches cada vez que tu hijo te cuenta algo
He de reconocer que a veces estoy tan apurada que en el momento en que mi hijo me habla le contesto con monosílabos: “sí”, “no”, “ajá”. Y, obviamente, cuando hace algo que no debía y lo regaño, me contesta: “tú me dijiste que sí”... ¡¿En qué momento?!
Entonces, cuando empiezo a recordar el momento, es que me doy cuenta que no puse atención cuando me habló y me siento 100% culpable por no ESCUCHAR.
¿Te sentiste identificada?
Si esta historia te sonó conocida, es importante que tomemos “cartas en el asunto” por el bien de nuestros pequeños, ya que esta escucha activa ayuda a construir vínculos fuertes y a desarrollar la confianza entre mamá e hijo.
No importa si nuestros hijos empiezan a balbucear o ya pueden expresarse bien, la habilidad de escuchar nos permite como madres y padres conocerlos mejor, saber qué sienten, qué piensan y lo que necesitan.
Justo esto es lo que les ayudará a forjar y fortalecer su autoestima y autoconfianza, lo que en un futuro les facilitará establecer relaciones sociales, así como para comunicar sus intereses, prioridades, ideas, emociones y sentimientos.
¡Empecemos a escucharlos desde este momento!
En un inicio nos parecerá complicado, porque tal vez sentimos que el “tiempo se viene encima” o no tenemos la paciencia que quisiéramos, pero seguro al dar el primer paso y con la práctica nos volveremos unos expertos.
Los especialistas de Raising Children nos recomiendan algunos puntos que podemos poner en práctica para poner atención a lo que nos dicen nuestros hijos y lograr una buena comunicación con ellos.
1. Dedicar tiempo para hablar y escuchar lo que tienen que decir los demás, así como respetar el tiempo que tiene cada quien para hacerlo.
2. Hablar de las cosas cotidianas conforme va pasando el día, de esta manera se pueden resolver más fácilmente las situaciones extraordinarias cuando se presenten.
3. Estar abiertos a hablar sobre sentimientos, es decir, identificarlos y descubrir la razón por la que se presentaron.
4. Aprender a leer el lenguaje corporal de los hijos, a veces dice más que las palabras.
5. Dejar que hablen sin interrupciones, ya habrá tiempo para hacerles preguntas o darles consejos. Al terminar las ideas tendremos un mejor panorama de lo que está ocurriendo. Evita utilizar sus palabras para regañar, dar sermones o lecciones, ya que de lo contrario pensarán dos veces antes de confiar en ti. Mejor, haz una nota mental del punto que quieres retomar y busca otro momento para hacerlo.
Lo más importante de todo es que estemos disponibles y dispuestos a escucharlos en cualquier momento, ya que cuando menos lo imaginamos empiezan a decir cosas importantes para ellos. Justo ese momento es una buena oportunidad para entablar un diálogo y mostrarle que estamos poniendo atención a lo que le preocupa o le entusiasma.
Fuente: Karen Zaltzman, coach de crianza, Raising Children, National Children’s Bureau