Mamá: Los berrinches son el primer paso de mi inteligencia emocional
No hay berrinche que pase desapercibido, y aunque no nos gusten, ese estallido de gritos, llanto y frustración son fundamentales para el desarrollo de los bebés, pero aún más, la forma en la que los ayudemos y reaccionemos ante ellos.
Algo que muchos papás sufren con los berrinches es no saber el origen de ellos, de hecho no podemos explicar por qué de pronto suceden, todo parece estar bien y al segundo está volteado de cabeza.
No intentes explicarte qué pasó, sólo comprende, gestiona y canaliza. Aunque sea de forma explosiva, tienes sus emociones en tus manos.
Empiezan a partir del 1er año y se extienden hasta los 4 años, y le pasa a todos, esto porque su cerebro está madurando y es en esa etapa cuando empiezan a darse cuenta de su entorno, sus necesidades y su espacio.
Cuando no consiguen lo que necesitan, estallan, esta frustración es realmente dolorosa para los bebés y tiene que ser atendido de la mejor forma, ya que como gestionemos sus berrinches dependerá de cómo manejen sus emociones los siguientes años.
Es importante tomar en cuenta algunas cosas:
- Los berrinches jamás deben ignorarse, porque sólo se sentirán más frustrados, ya que lo que están gritando es una necesidad.
- Los berrinches no deben intensificarse, es decir, responder con gritos o violencia, ya que aumenta más la carga emocional en ambas partes.
- Los niños sienten que lo que les está pasando es mucho más grande que ellos y no tiene solución, porque no son conscientes de lo que les está ocurriendo.
- Tienes que decirle que se tranquilice y que buscarán solución, ya que el berrinche es un mal modo de hacerte entender que algo le está sucediendo y necesita ser atendido.
Y esto no quiere decir que lo que el niño esté demandando en ese momento se tiene que resolver, parte de crecer es también enseñarles que no siempre se pueden obtener las cosas y deben saber llevar esas emociones.
Cuando el niño estalle en berrinche, pedirle que se calme con voz fuerte y autoritaria sólo empeorará las cosas, si se le pide de manera tranquila e invitándolo a calmarse será mejor. Es importante no tratar de arreglar las cosas mientras sigue el llanto, porque no podremos resolver nada.
Es mejor estar a su altura, bajarnos y sentarnos a su lado, y ofrecer los brazos si los necesita.
Pero cómo lograremos que nuestro hijo conozca los límites, lo que se puede hacer y lo que no:
Es importante decirle que no a las cosas, sin miedos. Ser congruentes con las cosas que decimos y permitimos hacer, por ejemplo si ya les dijimos que no se puede comer en el sillón, al día siguiente no dejarlos comer en el sillón.
Utiliza cartulinas para enseñarle sobre las emociones, como miedo, rabia, tristeza. Es necesario que aprenda a identificar lo que siente para aprender a canalizarlo, una buena forma es decirle: “Si estamos tristes, pedimos un abrazo”. “Si estoy muy enojado es importante decir qué es lo que me molesta y buscar una solución”, siempre en primera persona.
El secreto de todo es tener paciencia, darles herramientas para que puedan con sus emociones, apoyarlos y respetarlos.
Información verificada por Karen Zaltzman, coach de crianza.