¡Enséñale a tu bebé a dormir desde el útero!
Una de las cosas más difíciles de la maternidad es acostumbrarte a una nueva rutina de sueño.
Algunas mamás son afortunadas de que sus recién nacidos duerman por la noche; sin embargo, la mayoría de los bebés suelen estar despiertos como si fueran las 10 de la mañana y tú junto con ellos… no en balde las ojeras y el cansancio.
Nadie puede explicar el porqué pasa esto con los bebés, pero lo que sí puedes hacer es enseñarle a tu bebé a dormir desde el útero. Sí, no es broma, y todo es gracias a que tu bebé distingue y aprende con ayuda de sonidos y lenguaje.
De acuerdo con un estudio de Pacific Lutheran University, los mecanismos sensoriales y cerebrales que ayudan en la audición se desarrollan durante las 30 semanas de edad gestacional, por lo que el bebé escucha perfecto la voz de su mamá y todo lo que esté a su alrededor.
Pero, esto no es todo, lo mejor es que después de nacido puede recordar perfecto el ritmo del habla, de los sonidos o de la música. ¡Música! Es la clave para aprender a dormir desde el útero.
La música es tan sorprendente que te ayudará a crear hábitos en tu bebé desde el vientre, porque le ayudará a crear asociaciones para lograr una rutina de sueño.
¡Empieza con la rutina de sueño!
Para lograrlo, lo primero que tienes que hacer es elegir canciones tranquilas, relajantes y que estimulen el sueño. Escúchalas por la noche mientras hablas con tu bebé, dile que es de noche y que es tiempo de descansar. Disfruta la melodía hasta quedarte dormida.
Cuando llegue el momento de despertar, hazlo con una melodía más activa, es decir, que tenga ritmo alegres que te motiven a bailar. Inmediatamente dale los buenos días a tu bebé, dile que ya es de día y es momento de activarse. Ten por seguro que sentirá el cambio de movimiento y sonidos.
La clave es que mantengas esta rutina durante lo que resta de tu embarazo, además es importante que también adquieras hábitos como cenar temprano, para evitar que los ruidos de la digestión interrumpan el descanso de tu bebé en el vientre.
Fuente: University of Washington
