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Cómo los niños pequeños se convierten en hombres violentos

Publicado: 6 de Diciembre 2018
Criando con consciencia
Foto: IG @malintrane
Foto: IG @malintrane

Podrías estar criando a un niño para que se convierta en un hombre violento sin darte cuenta.

Muchas veces los papás categorizamos las cosas que les damos a nuestros hijos de acuerdo a si es algo de niña o de niño, o si va con los estereotipos con los que vivimos.

El problema está en que casi siempre las cosas que son “aptas para los niños”, según muchos adultos, siempre son violentas, involucran armas, calaveras, son machistas o rudas.

Se realizó un estudio en Estados Unidos debido a que han sufrido varios episodios de violencia muy fuertes en escuelas, y éste reveló que los hombres son más violentos que las mujeres.

En 2014, el 80.4% de personas arrestadas por crímenes fueron hombres, y el 90% de los asesinatos cometidos entre 1980 y 2008, en Estados Unidos, fue por hombres.

Y aunque estas estadísticas son en nuestro país vecino, basta voltear la mirada y ver la situación que nuestro país enfrenta con el tema y con los feminicidios, y sí, el problema está en la niñez, en la normalización de la violencia porque "es cosa de hombres", en los juguetes de armas y peleas. En hacerlos machos porque así es como debe ser, en minimizar sus sentimientos y sólo aprobar su enojo, porque llorar o estar triste “no es de niños”.

Y la historia de un payaso en una fiesta infantil puede explicar perfectamente cómo los papás tenemos mucho que ver con esto.

Sandra Bo Bandra, es un payaso pintacaritas que después de una fiesta infantil en un parque, escribió en twitter cómo los papás tienen que ver con este tema.

“Hola a todos, soy un payaso y voy saliendo de pintar caritas en una fiesta de picnic, y tengo algunas cosas que opinar sobre la violencia masculina en America: Empieza desde temprano.

Y más que dejar a los niños jugar con pistolas, es cómo los hacemos sentir mal por sentir cualquier otra cosa que no sea enojo.

Un niño de 4 años se acercó a mí y me pidió que le pintara una mariposa azul en su rostro, inmediatamente su mamá se acercó y me dijo “no, él no quiere eso”. El pequeño le contestó que las mariposas eran muy bonitas y que eso era lo que quería y para eso estaba yo, para pintar lo que él quería, ¿cierto?

Entonces la mamá dijo: “No, píntale algo que sea para niños”. Y después se volteó con su marido, un hombre alto y fuerte, y le dijo con voz acusadora: “¿Quieres que tu hijo tenga una mariposa en su rostro?”, el papá respondió que no.

Yo pensé “vaya, tenías que traer la masculinidad de tu marido también, porque tu hijo de 4 años tiene que saber que su papá también estará avergonzado”.

En verdad intenté hacerle una mariposa pero esta mujer estaba tan asustada por que su hijo quería una mariposa que me hizo dibujarle una calavera con huesos en su rostro.

Cuando la terminé, le dije al niño que si quería una mariposa pequeñita también y me dijo que sí. La mamá interrumpió muy molesta diciendo que no le había preguntado a ella, yo le respondí amablemente que lo sentía, pensaba que era para el niño no para ella.

Alterada contestó que ella era su mamá, que tenía que preguntarle primero, yo sólo lo siento mientras le decía adiós a ese pequeño.

Y sí, lo siento por él y por todos los niños a los que no les permiten amar y apreciar algo tan bonito y maravilloso como una mariposa. Lo siento porque lo hicieron sentir vergüenza por querer compartir algo que es de la naturaleza.

Veo esto todo el tiempo, y realmente siento tristeza por estos niños, porque con las niñas no pasa lo mismo, ellas no tienen problemas en pedir calaveras porque incluso se ve cool, porque ser masculino no es un pecado.

Pero cuando un niño quiere disfrutar algo que es bonito, les dicen que eso no es para ellos. Ni en casa, ni en su familia. Les estamos enseñando que el enojo y la violencia son las únicas cosas que pueden sentir y que apreciar las cosas bonitas o elegantes es vergonzoso, incluso una pintura en su rostro. ¿Por qué los papás están avergonzado a sus hijos por querer pintar su carita? Pero ése sólo es mi punto de vista”.

Una historia que realmente nos pone a pensar qué es lo que le estamos enseñando a nuestros niños y una buena forma es comenzar a permitirles expresarse sin vergüenza o temor.

Dejar que lloren, que estén tristes, que salten de alegría, sin sexualizar los juguetes, dejándolos ser niños sin miedo al qué dirán.

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