No estás fallando como mamá. A veces la maternidad es así de difícil
Te veo agotada escapándote a llorar escondida dentro del baño.
Te veo abriendo por fin la puerta porque oyes llorar a tu bebé o porque tu pequeño de tres años no deja de golpearla sin cesar.
Te veo sintiéndote culpable todo el tiempo,
- por hacer colecho,
- por no hacerlo,
- por no darle pecho,
- por darle papilla,
- por darle la tablet,
- por haberte desesperado y haberle gritado,
- o por haberle comprado el dulce para evitar el berrinche.
Te veo bajar la mirada y sentirte mala madre cuando tu amiga te presume que su hijo ya duerme toda la noche o come todas las verduras.
Te veo y deseo con todas mis ganas, abrazarte y decirte que te entiendo y que lo estás haciendo bien.
Por que sé que quizás no has dormido una noche completa en meses, tal vez en años, y estás caminando en una niebla perpetua que nubla todo en dudas y oscuridad.
Porque a veces, has escuchado la palabra "mamá" tantas veces que te preguntas si tus oídos podrían estar empezando a sangrar.
Por que entiendo que veces, la idea de meter a un niño que se rehúsa en su asiento del coche por cuarta vez en una tarde suena como pura tortura.
- Aunque a veces levantas la voz cuando deberías hablar con calma.
- Aunque a veces, maldices en silencio y pierdes la amabilidad.
- Aunque a veces, aprietas los puños en medio de un centro comercial y amenazas con marcharte si tú hijo no deja de llorar.
NADA de eso te convierte en una mala madre.
Sé que a veces, es miserablemente difícil.
¿Pero sabes algo más que veo cuando te miro? Veo a una mamá que lo hace de todos modos.
Día tras día, berrinches tras berrinches y trabajando sin reconocimiento; haciéndolo de todos modos.
La maternidad realmente es tan simple y tan complicada como eso. Soportamos los momentos difíciles porque sabemos que hay muchos otros buenos por delante.
Así que por favor no te ahogues a ti misma en culpabilidades.
No desesperes.
Las dos sabemos que TODO vale la pena.