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Soy una papá que llora ¿y qué?

Publicado: 9 de Febrero 2018
Vida de papá
Foto IG: @fifo.dad
Foto IG: @fifo.dad

No sé por qué, pero desde que nacieron los gemelos me he convertido en un manojo de sensibilidad y emociones.  

 

Hay estudios que se han hecho en papás y mamás, y al parecer nosotros también pasamos por cambios hormonales y fisiológicos cuando nos convertimos en papás (además de poder engordar por los antojos de comida que nos pueden dar, nuestro cerebro también cambia).

 

Por una u otra razón, soy una persona más sensible desde que nacieron los gordos. 

 

Obviamente me dio una emoción indescriptible cuando mi esposa me dijo que estábamos embarazados y lloré, también se me llenaron las lágrimas en el quirófano cuando estaban llegando a este mundo, y he tenido otros episodios emocionales en este año y medio con los gemelos. Pero también sin ellos. Con programas de tele, artículos que leo o podcasts.  

 

Creo que he llorado más y me he aguantado más lágrimas siendo papá que en toda mi vida. 

 

Por ejemplo, cuando mi esposa y yo vemos Master Chef Junior y sacan a un niño de la competencia, quiero llorar con él o ella y el pecho se me llena de sentimiento. Quiero meterme a la pantalla, abrazarlo/a y decirle que todo va a estar bien, que siga cocinando y que lo haga con pasión si eso es lo que realmente quiere. No soy psicólogo ni mucho menos, pero creo es porque puedo ver a mis hijos en esa situación, sentir lo que ellos sentirían y se me medio parte el corazón. Y está bien.

 

Llorar es de hombres también. A nosotros también se nos rompe el corazón y no debemos de sentir pena o vergüenza por eso.

 

La sociedad y nosotros mismos, esperamos de nosotros ser fuertes y guardar nuestras emociones, no mostrarlas en público. Y siendo latinos un poco más. Las cosas y tiempos han cambiado (ya sueno como un abuelo), y hemos aceptado que llorar no es malo, que no nos hace menos hombres. Al revés, a veces un hombre de verdad es el que llora.  

 

​¿Pero por qué sí lloramos cuando nuestro equipo de fútbol o selección nacional no gana el campeonato o avanza en el mundial pero no lo hacemos con y por nuestros hijos? Cuando nuestro equipo pierde sí nos ponemos a berrear y hasta nos abrazamos en consuelo, pero lo vemos mal cuando mostramos nuestras emociones con nuestros hijos, con momentos emotivos en películas o cuando Gordon Ramsey le dice a una niña de 8 años que la cocción de su pastel de hojaldre es lo peor que ha probado… pero la niña hizo su mejor esfuerzo chef! No le hable así, tiene 8 añitos!!! Maldito! (perdón, perdón, me dejé llevar). 

 

Lloremos cuando queramos llorar, cuando lo sintamos. A veces es algo que no podemos controlar y no pasa nada. Si quieres sacar una sola lágrima nada más y decirle a tu esposa que se te metió una basurita en el ojo, adelante, pero no creo que haya que esconder nuestros sentimientos, y menos con nuestras esposas e hijos. Y si crees que llorar te hace menos hombre, vete después de sacar unas lágrimas a un bar deportivo, a tomar cervezas en tarro frío y gritarle a la televisión. 

 

 

Por Carlos Wollenstein para Naran Xadul 

 

Carlos es papá primerizo de gemelos, niña y niño, suertudo él. 

Productor de profesión y bloguero entre cambios de pañal.

Egresado como comunicólogo y publicista de la Universidad de Texas en Austin.

Mexicano de corazón pero viviendo en el extranjero, 

aprendiendo día a día el arte de ser papá.

Sigue sus aventuras en su blog:

https://historiasdeunpapa.com/

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