Lo que hice para controlar mi mal genio cambió la vida de mis hijos
A veces el estrés, cansancio o acumulación de tareas nos hace sentir frustradas o son el detonante para que “explotemos” por todo (y más si siempre hemos tenido mal genio).
Sin embargo, esto no sólo nos afecta a nosotras, sino que indirecta o directamente puede perjudicar la relación con nuestros hijos y pareja.
Como toda emoción, el enojo también se puede controlar. En realidad, sentirte así no es malo; a todos nos pasa en algún momento. Lo que marca la diferencia es qué hacemos con esa emoción. Por eso quiero compartirte estas sugerencias para poder manejar esta emoción y no perder el control:
1. Cuenta y regula tu respiración
Muchas personas dicen que cuentes hasta diez; yo te digo que cuentes tantos números como sean necesarios para poder controlar la emoción que sientes a flor de piel. Es importante, no solo contar, sino también respirar mientras lo haces: no estás contando con el fin de explotar al final, sino con el propósito de calmarte, pues aunque no lo creas eres totalmente capaz de hacerlo.
2. Ten a la mano una lista de cosas que te relajen
Tal como se lo recomiendo a padres que tienen niños un poco explosivos, lo mismo te recomiendo a ti: escribe una lista de cosas que te ayudan a calmarte ANTES de que te enojes, para que cuando esto suceda vayas a tu lista y hagas la primera idea que está ahí anotada; si esa no funciona, prueba con la siguiente. Por eso es importante escribir al menos diez ideas y poner la lista en un lugar visible, como el refrigerador o el espejo de tu baño.
3. Existe más que el enojo
El enojo es una emoción secundaria, debajo de este existen muchas más emociones que son en verdad la raíz del problema. Intenta identificar la emoción que el enojo está ocultando y será mucho más fácil lidiar con la verdadera emoción.
4. Aléjate
Si estás justo enfrente de la persona que te está haciendo reventar, muchas veces es importante dejar la situación y alejarte hasta que te puedas calmar y no decir cosas de las cuales luego te vas a arrepentir, en especial si se trata de tu pareja o de tus hijos.
En verdad que no hay necesidad de enojarse a la más mínima provocación. Es fácil que nuestra mente y nuestro cuerpo se adapten a esa reacción pero, como bien sabemos, no tarda mucho en destruir nuestras relaciones, y a veces dejar un daño irreparable. Toma nota de estos consejos y decide no enojarte y lidiar con la emoción de una forma más saludable para ti y para los tuyos.
Por Psicología para niños para Naran Xadul
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