Al sobreproteger y no saber decir NO, dañamos a nuestros hijos
Hay veces que, lamentablemente, creemos que atención y amor son sinónimos de ceder a todos los caprichos de los hijos.
Pero no nos percatamos de que esto en realidad es contraproducente.
Al sobreproteger y no saber decir NO, dañamos a nuestros hijos; más allá de ayudarlo, lo convierte en una persona poco capaz de adaptarse a su entorno.
La psicoterapeuta Martha Alicia Chávez define la sobreprotección como darles a los hijos más de lo que necesitan, facilitarles demasiado la vida, no ponerles límites claros ni permitir que asuman las consecuencias de sus acciones.
Ceder siempre a los berrinches del niño y darle lo que quiere, aceptar que nos grite, nos conteste de mala manera o incluso nos agreda físicamente es algo profundamente dañino que lo convierte en un tirano y, además, crea un ambiente familiar tenso y conflictivo.
Foto: IG @purllamb
Todos de vez en cuando consentimos de más a nuestros hijos, muchas veces sin percatarnos, por lo que es útil tener en cuenta estas reglas de oro para la vida:
1. Si tu hijo tiene la suficiente capacidad para realizar una tarea, deja que la haga. Esto es algo que debe ponerse en práctica desde que son pequeños, puede ir desde limpiar algo que ensució, hasta amarrarse las agujetas.
Hacerlo por él tiene un impacto negativo en su autoestima y lo hace perder motivación.
2. Deja que afronten las consecuencias de sus acciones. Aunque no siempre van a ser agradables, permitir que se hagan cargo de sus propias decisiones es la única manera de volverlos responsables y autónomos.
3. Ayúdalos a desarrollar su tolerancia a la frustración. Esta es una habilidad emocional que se traduce en fortaleza y que es sumamente necesaria a lo largo de la vida.
Una persona que no posee un buen nivel de tolerancia a la frustración no podrá ser persistente en alcanzar sus metas ni logrará un control emocional que le permita desarrollarse sanamente, más bien, será una persona tirana y poco resiliente.
Una forma de ayudarles a los niños a tener mejor tolerancia a la frustración es mantenerlos apegados a la realidad.
Ejemplo: si en este momento el niño quiere un juguete de $500 pero papá o mamá sólo pueden pagar uno de $50, hay dos opciones: aceptar el de $50 y estar bien con eso o encontrar la manera de él mismo ahorrar para juntar el dinero suficiente para el juguete que quiere.
4. Aprende a poner límites. Recuerden que cuando damos sin límites, los niños empiezan a exigir como si fuera obligación de los padres cumplir cada capricho.
5. Tener disciplina. Fijar límites claros con tus hijos y establecer consecuencias si esos límites no se respetan, esto no sólo los hará sentirse más seguros, sino que también los ayudas a que ellos puedan poner sus propios límites.
Si podemos seguir estas reglas, ayudamos a nuestros hijos a que se conviertan en personas más felices y con mejor capacidad de adaptación, cultivamos en ellos una cultura de esfuerzo y los empoderamos para que puedan trazar y alcanzar sus propias metas.
Enseñar a nuestros hijos que el cariño y la felicidad no dependen de las cosas materiales, sino de las relaciones que establecen con otros y las formas que tengan de resolver los conflictos que se les vayan presentado, es el mejor regalo que podemos darles para la vida.
Psic. Estrella Entebi Mochon, directora de taller de emociones y habilidades sociales niños, padres y adolescentes.
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