El miedo del que ninguna embarazada habla
Hace poco me tocó que la vida me diera la mejor sorpresa de mi vida. ¡Estoy embarazada!
Y aunque todo ha marchado en perfectas condiciones, en el transcurso de los meses hay una constante que me ha acompañado todos los días, y no no son las náuseas, es el miedo.
Cada mujer imagino que siente miedos diferentes pero todos los días aparece uno nuevo para recordarnos que aunque lo que sucede dentro de nosotras es magia, la vida no es un cuento de hadas.
Nos enfrentamos a algo que solo conocemos por historias casi míticas de amigas y familia que te dicen que es lo mejor que les ha pasado en la vida, mientras lloran desesperadas porque no se han podido bañar; que conocieron el amor incondicional mientras controlaban el quinto berrinche del día con solo tres horas de sueño a cuestas y un montón de carga mental de lo que significa ser la mamá perfecta. Es difícil creer que pasar por todo es es “lo mejor que te puede pasar en la vida”.
Mi primer miedo fue perderme como mujer, pensar que la vida me iba a cambiar tanto que iba a tener que sacrificar años en mi carrera profesional, lo que indicaría que ya no lograría ser directora antes de los 35; después me enfrenté al miedo de dejar de ser esa mujer traviesa que podía seducir a su marido con el cruce de miradas cuando me di cuenta que la lencería ya no me quedaba y el sexo me dejaba un sabor agridulce; y el más reciente me atacó mientras miraba la cocina limpia después del arduo trabajo y me di cuenta que esa actividad había sido lo más gratificante y entretenida de mi semana. ¿Qué pasó conmigo? ¡Yo me divertía muchísimo! ¿Así va a ser mi vida de ahora en adelante?
Y es que sientes que poco a poco pierdes control sobre ti misma.
Y todas las variables que te hacen ser tú; primero pierdes control sobre tus emociones con los cambios hormonales, después sobre tu cuerpo cuando empieza a cambiar y el embarazo “no te sienta tan bien como esperabas” y, finalmente pierdes la mitad de tu mente por el BabyBrain ¿Y si ya no vuelvo a sentirme mujer? ¿Y si nunca vuelvo a sentirme segura? ¿Y si mi bebé acaba conmigo y me convierte en una mujer que ni siquiera me cae bien? ¿Y si mi bebé acaba con mi matrimonio?
Todas estas interrogantes me atacan a diario, sin embargo, siento que me estoy adentrando en la aventura más grande de mi vida, porque al final del día, cuando me sobresalto por los brincos de mi bebé dentro de mí, me doy cuenta que la vida se trata de eso, de alcanzar una meta y de construirte por completo, de salir de la zona de confort y atreverte a dominar los retos, de cumplir sueños y planear otros nuevos, de seguir avanzando y no detenerte por el miedo, por qué estoy segura que la versión de mi misma que me espera al final de este camino estará muy orgullosa de haber sorteado todos los obstáculos que se pusieron en medio para conocer el amor incondicional.
A mi bebé solo le puedo dar las gracias por llegar a mi vida, sacudirla, romper todos mis esquemas y obligarme a construirme sin prejuicios y con mis propias reglas; gracias mi amor porque el día que nazcas tú, nacerá una nueva yo. Ya te amo.
Por Rosaly Pimentel