La etapa del "No", 4 secretos para manejar a niños berrinchudos y desafiantes
El niño pequeño o “toddler”, de entre 12 y 36 meses, puede ser impulsivo, hacer berrinches, romper reglas y (casi) acabar contigo y tu reserva de paciencia.
Él está aprendiendo, explorando y conociendo el mundo que lo rodea. Todo parece sorprendente y novedoso, y conforme habla y se mueve más, te podrás sentir retada, confundida y con un niño que te hace cambiar de planes y estrategias todo el día.
Pero muchas cosas que te desesperan y frustran son normales y parte de esta etapa de la vida de tu niño.
Recuerda que su cerebro se está desarrollando y él está tratando de comprender el mundo que lo rodea.
A continuación cuatro secretos que te ayudarán a comprenderlo mejor:
1. Repite, repite, repite: la memoria de tu niño aún se está desarrollando y necesita repetir para aprender
Cuando un niño vuelve a hacer algo que ya le dijiste que está mal o no sigue una instrucción que le dijiste hace algunos días, intenta repetirle la instrucción para que él la procese y logre comprender.
La repetición de instrucciones le ayuda a comprenderlas y a mejorar su lenguaje. Para que las comprenda, es mejor que las instrucciones sean breves y claras, en especial si aun no tiene un vocabulario muy amplio.
Repetir acciones, como aprender a usar un juguete, la letra de una canción o reconocer caras en fotografías le ayudará a recordar y a desarrollar su mente. Él aprende de las expeiencias y también así fortalecerá su memoria.
2. La edad del “¡no!” y del ¡es mío!: El pensamiento del niño pequeño es egocéntrico
Es normal que el niño pequeño nada más pueda ver la vida y los problemas desde su perspectiva. Él cree que todos ven, escuchan y sienten lo mismo que él. Todavía no puede empatizar. Por esto le cuesta trabajo compartir y son tan frecuentes los berrinches.
Conforme va creciendo y socializando más aprenderá a compartir y a “ver” la mente de los demás. Socializar con otros niños ayudará a que comprenda otros puntos de vista y comience a ser empático. El juego simbólico (jugar al doctor, la casita o la mestra) también puede ayudarlo a imitar roles, situaciones de la vida cotidiana, a relacionarse más con el mundo y a ampliar su vocabulario.
3. Quizás tu niño pega, muerde o empuja
El lenguaje de tu niño aun no está completamente desarrollado. Aprende palabras nuevas cada día y cada vez habla más y más. Tiene poca tolerancia a la frustración y le cuesta trabajo manejar sus emociones. Por esto puede pegar, morder o empujar por no saber comunicarse con palabras.
Cuando esté enojado, ayúdale a tolerar la frustración y sé firme en lo que sí y lo que no aceptas. Ayúdalo a poner en palabras lo que siente y lo que hizo. Sé consistente con límites claros y consecuencias lógicas. Puedes separarlo de la situación, esperar a que esté calmado y explicarle. Menciónale alternativas y cuál sería el comportamiento adecuado. No reacciones más enojada que él, intenta mantener a calma.
4. “Yo puedo solo” y a mi manera: la lucha por independencia
Tu niño ya lleva caminando un tiempo y confía en él mismo. Ya corre, salta, cada día tiene un mayor vocabulario y logra perfeccionar más y más tareas, como construir una torre de bloques, vestirse o comer solo.
Por eso siente que puede tomar riesgos y muchas veces no sabe controlar su cuerpo o emociones. Aunque esto se siente como un reto, en realidad es algo bueno y necesario. Le ayuda a independizarse, a resolver problemas, a fracasar y a ir enfrentando el mundo.
Para reducir la frecuencia de accidentes y riesgos innecesarios, puedes intentar controlar el entorno. Por ejemplo, mueve un muebles u objetos peligrosos para que pueda explorar libremente en tu casa. Siempre que sea posible, deja que él decida y dale opciones. Sentir que puede decidir lo hará sentir que es independiente y seguro de él mismo.
Recuerda:
Es importante que en esta etapa le ayudes a conocer y manejar sus emociones, que vaya aprendiendo a expresarse con palabras, a autocontrolarse y a ser más paciente. Intenta ser empático y permitir que fracase y que se aburra, así desarrollará tolerancia a la frustración.
Fuente: The Whole Brain Child- Daniel Siegel