“No te vayas a caer” y “no te vayas a ensuciar”: 6 consecuencias de la sobreprotección en el desarrollo de los niños
Como papás buscamos la seguridad y bienestar de los niños. No queremos que se lastimen y sufran, ya sea física como emocionalmente. Podemos desear protegerlos del daño, del dolor, del rechazo, del fracaso y de la decepción.
Pero tenemos que tener mucho cuidado. La sobreprotección, que se refiere a papás que protegen o cuidan en exceso a sus hijos, puede tener consecuencias peligrosas a corto y a largo plazo.
Los papás sobreprotectores pueden vigilar excesivamente a sus hijos; establecen muchas reglas y restricciones para protegerlos; buscan controlar el ambiente y las acciones de sus niños, así como las de las personas que están a su alrededor; pueden involucrarse de más en la vida cotidiana de sus hijos; tienden a fomentar la seguridad y la dependencia, y a dejar a un lado la autonomía y exploración; y pueden creer que saben qué es lo mejor para sus hijos en todas las situaciones.
Aunque las intenciones pueden ser buenas, cuando los niños crecen y se enfrentan a la vida necesitan ciertas habilidades para salir adelante y resolver problemas.
La sobreprotección puede crear obstáculos en el desarrollo de los hijos en muchas áreas:
Baja seguridad en sí mismo
Cuando un niño siente que está seguro y que es capaz, que es suficientemente competente para enfrentarse a la vida, se siente listo para explorar el mundo y sus relaciones. El mensaje que manda la sobreprotección es lo contrario: el niño no es capaz.
Establecer límites responsables y congruentes, no exagerados y basados en tu propio miedo, ayudará a que tu hijo comience a construir su sentido de seguridad y de realidad sin caer en situaciones peligrosas. Por ejemplo, al llevarlo al parque, puedes escoger uno que tenga juegos seguros para su edad y tú puedes observar de cerca, pero dejando que juegue y se caiga. Si él lo necesita, ahí estarás.
Sentimientos de vergüenza, culpa y duda
Cuando un niño no puede decidir y todas sus decisiones son tomadas por alguien más, puede sentir que no puede hacer nada, que no es capaz y que el mundo es un lugar terrible.
Al crecer, toda esta duda y vergüenza pueden hacer que el niño se sienta híper alerta o hipersensible al rechazo o a las críticas, que dude de él mismo y que sea muy duro con él.
El mensaje que envía la sobreprotección es que hay que obedecer y ser disciplinado, por lo que cuando el niño necesita ser autónomo o decidir por él mismo, puede sentirse culpable por buscar su independencia.
Habilidades motoras pobres.
Los papás sobreprotectores pueden afectar que su toddler desarrolle todas sus habilidades motoras. Esto sucede ya que la edad es crucial para el desarrollo de todos estos hitos: marcha, correr, saltar, subir escaleras, etc. Si por miedo a que se caiga o a que se tropiece, cargas a tu hijo y no lo dejas explorar, tu niño no podrá desarrollar todas estas habilidades.
También debemos tener cuidado con las habilidades de motricidad fina. Si para que no se ensucie o coma lo que quieres, tú le das de comer y él no aprende, por ejemplo a sostener la cuchara, después podrá presentar dificultades para escribir, dibujar y recortar.
Pensamiento independiente
Para los toddlers, que están en la etapa del “NO”, es importante que puedan tomar ciertas decisiones. Esto no quiere decir que no sea necesario establecer límites, pero hay cuestiones que los niños pueden decidir, por ejemplo con qué juguete jugar, qué vestir o qué sabor de helado comer. Como papás, debemos desarrollar su sentido de curiosidad y que poco a poco vaya pudiendo asociar causa con efecto, acción con reacción: esto se logra si le damos oportunidad de ser responsable.
Desarrollo de conductas de riesgo
El miedo es una emoción básica que tiene funciones de supervivencia. Cuando un niño puede decidir y vivir las consecuencias de sus decisiones, podrá ir regulando su miedo y lo que hace ante situaciones peligrosas.
La falta de libertad e independencia puede hacer que el niño o adolescente se involucre en actividades que le permitan “compensar” todo lo que no pudo hacer, porque además no sabe regular y percibir el riesgo real ante situaciones cotidianas y busca obtener el control que no tuvo.
Puede desarrollar ansiedad
La sobreprotección puede transmitir a los niños que el mundo es un lugar peligroso e inseguro, además los hijos pueden “absorber” toda la preocupación y terror de los padres, consciente e inconscientemente.
Esta ansiedad puede hacer que el niño prefiera no salir de su zona de confort, se aterre al pensar en algo desconocido y que evite conflictos en lugar de resolverlos, y que después no pueda enfrentar problemas o situaciones difíciles que se presentan en el día a día y tienen que resolver de manera independiente.
También puede hacer que al crecer, sea una persona que constantemente busca la aprobación de otros y que le da miedo defenderse o dar su opinión por miedo a la desaprobación o al abandono.
La falta de libertad e independencia puede hacer que el niño o adolescente se involucre en actividades que le permitan “compensar” todo lo que no pudo hacer.
Si notas que en algunos momentos eres sobreprotector, intenta darte cuenta qué te lleva a ser así, explora tu propia historia y recuerda que nunca es tarde para probar otros caminos.