Mamá: mis berrinches tienen una razón de ser...
Mami, siempre estás a mi lado y cuento contigo para todo y en todo momento. Pero a veces veo que no me entiendes, y la única forma que tengo para comunicarte que algo me está pasando es llorando y gritando.
Solo que cada vez que hago “ese GRAN berrinche” -como tú lo llamas-, lo único que provoco en ti es desesperación y enojo. Y justo ahí es cuando comienzan tus gritos, regaños y castigos, cuando lo que quiero es solo que me ENTIENDAS.
Pareciera que se trata de un chantaje o una forma de manipularte -como algunas personas te dicen o como tú crees-, pero esas rabietas o berrinches son parte del camino hacia mi inteligencia emocional.
Te soy honesto... ni yo mismo sé lo que me está pasando, lo que estoy sintiendo. Por eso necesito que alguien me explique y me enseñe a regular todas esas emociones; antes de que sea demasiado tarde.
Tal vez lo único que necesite sea un abrazo, un beso o una caricia; más allá de un grito o una mirada fulminante, te pido tu atención y comprensión. Antes de que me califiques como “berrinchudo”, entiende mi frustración y respétala por mínimo que haya sido el motivo de mi GRAN BERRINCHE.
Foto: IG @sheridaningalls
¿Cómo entender a tu hijo? Lo que dicen los expertos….
Los berrinches o rabietas que de repente tiene tu hijo representan uno de los mayores retos de crianza. Muchas veces, como papá o mamá no sabes cómo controlar la situación, y es cuando aparecen la desesperación, el enojo y la frustración, y con ellos las formas menos recomendadas para reducirlos: nalgadas, jaloneos o palabras de las que te puedes arrepentir después.
De acuerdo con especialistas del Child Mind Institute, estos “arranques” son normales en el desarrollo de tu hijo, que si no se atienden correctamente pueden convertirse en un gran problema en el futuro.
Son normales y la mayoría de las veces aparecen a los dos años de edad (por eso el famoso nombre de los terribles dos), debido a que es cuando empiezan a luchar con sus emociones, a identificarlas (ira, tristeza, alegría, temor, entre otras).
Es la forma adecuada acorde a su etapa desarrollo (y la única disponible) para que el cerebro libere la energía que genera estar enojado, decepcionado o frustrado porque aún no está en posibilidades de expresarlo con palabras o de encontrar una estrategia para lidiar con lo que está sintiendo.
Esta etapa es pasajera. Si los papás le enseñan a resolver las situaciones y a entender sus emociones, ten por seguro que con el tiempo él solo sabrá cómo resolverlos, porque ya habrá forjado su personalidad.
En esos momentos, lo mejor es que guardes la calma (puede ser MUY difícil), pero si necesitas un respiro, sólo hazle saber a tu hijo que es importante que saque esa frustración y, cuando se sienta listo, estarás ahí para buscar una solución. Al final del berrinche y cuando esté más tranquilo, trata de restaurar la relación, nombrar la emoción y dar una explicación de lo que pasó. Mientras respira y mentaliza las razones del comportamiento.
Fuente: Childmind.org