2019 un año para dejar ir, sobretodo a personas
Suena cruel, pero a veces tenemos que dejar ir a algunas personas, sobre todo aquellas que nos hacen daño. Ese puede ser un buen propósito para el 2019.
Suena cruel, pero a veces tenemos que dejar ir a algunas personas, sobre todo a aquellas que nos hacen daño. Ese puede ser un buen propósito para el 2019.
Algo que me ha costado mucho siendo mamá es dejar de tratar de agradarle a todos. Es como si inconscientemente buscara la aprobación de los demás con todo lo que hago en mi vida.
Y es muy difícil, porque mientras renuncias a cosas súper importantes para ti, estás cediendo al mismo tiempo a otras que no te dan la misma alegría, como la familia política y los días con niños haciendo berrinche destrozando tu casa.
Cuando eres mamá tu vida se va atendiendo a otros y la última en tu lista de cumplir deseos eres tú misma, es por eso que este 2019 quiero dejar de hacer algunas cosas, alejarme de las personas que no quieren estar conmigo y abrazar a aquellas que dedican su tiempo para disfrutar mi compañía.
Y tal vez será una de las cosas más difíciles, pero sé que también me traerá más beneficios, uno de ellos será ser fiel a mí misma.
Dejaré de dedicarle tanta energía mental a personas que no corresponden mi amor o que tan sólo me necesitan para sacar de mí algo para su provecho.
Racionalizar mi amor por personas que no lo quieren, incluidos parejas, novios, esposos, jefes, amigas o familiares.
Dejaré de tener conversaciones serias con las personas que no quieren cambiar su vida, dejaré de preocuparme por eso y de tratar de solucionárselas cuando no mueven ni una piedra.
Dejaré de ponerme en situaciones incómodas sólo por agradar a los demás y mejor trataré de hacer las cosas por mí misma.
Dejaré de tener como prioridad a aquellas personas que no me tienen a mí como una.
Y no, no empezaré a ser otra persona, ni seré grosera o cruel con los demás, simplemente elegiré poner mi energía en las cosas que realmente me hacen feliz, empezaré a alzar la voz y a elegir la comida que quiero comer el domingo en lugar de aceptar lo que sea y después sentirme mal por ello.
Porque si algo me merezco es volver a encontrarme y volver a tener mis momentos de protagonista, aún cuando mis hijos me roben siempre el acto principal. Porque tal vez esos límites me ayudarán a sentirme más yo y eso me hará una mejor esposa y una mejor mamá.
