Publicidad

Les comparto mi enorme dolor...

Publicado: 13 de Febrero 2018
Vida de mamá
Foto: Twenty20
Foto: Twenty20

Una mujer publicó esta carta en su Facebook tras perder a su bebé a las 25 semanas de gestación.

 

 pareja

 

Queridos amigos:

 

Como algunos ya sabrán, mi esposo y yo esperábamos a nuestro primer hijo con ansias desde hace seis meses.

 

Pudieron ver en facebook las fotos donde anunciábamos nuestro embarazo al mundo.

 

Estábamos vueltos locos con la noticia de que por fin seríamos padres. Después de intentar por cuatro años sin éxito, deseábamos gritarlo al mundo.

 

¿A cuántos de ustedes les puse en la cara la foto de nuestro primer ultrasonido cuando me los encontré en la calle?

 

Mi esposo y yo parecíamos locos, en el departamento de bebés de las tiendas departamentales, comprando más ropita y zapatitos miniatura de lo que podríamos gastar.

 

A veces pienso que fuimos demasiado presuntuosos en gritarles nuestras bendiciones a los dioses, pero estábamos tan felices.

 

Por fin seríamos una familia. La idea de imaginar a mi esposo cargando y cuidando a un bebé nuestro, me erizaba la piel.

 

Yo pasaba horas buscando posibles nombres en internet. Queríamos un nombre diferente pero con un significado fuerte.

 

Cada noche antes de dormir, imaginaba su carita, sus ojitos, esas piernitas gorditas que me comería a besos.

 

Nuestros papás también estaban vueltos locos con la noticia. Ellos también serían abuelos por primera vez. En las comidas familiares mis hermanos discutían de quién sería el tío favorito.

 

Construimos un mundo de ilusiones hermosas alrededor de ese bebé tan esperado por todos.

 

La noche del 3 de mayo me despertó un dolor fuertísimo en el costado izquierdo. Comencé a sangrar. Nos fuimos corriendo a la sala de emergencia.

 

Aunque muy adentro de mí, mi instinto me decía que mi bebé no estaba bien, yo me aferraba a la idea de que todo iban a ser sólo un susto.

 

Me negaba a perder así de fácil la ilusión más grande que había tenido en mi vida.

 

Sentí que caía a un vacío profundo cuando el doctor nos comunicó que yo tenía desprendimiento de placenta y que tendrían que hacer una cesárea de emergencia.

 

Cuando desperté de la anestesia general me comunicaron que mi bebé NO había aguantado la situación y que no había sobrevivido.

 

Mi esposo se puso a llorar desconsolado. Nunca lo había visto así. También era su bebé el que había muerto.

 

Mi mundo se volvió gris. Todo el dolor y las penas del mundo se introdujeron en mi pecho.

 

Nos arrancaron a un hijo, a un nieto, a un sobrino.  La vida nos arrancó esa luz que había venido a alumbrar nuestro camino.

 

He pasado por los días más oscuros de mi vida y me han aconsejado que la mejor medicina es no quedarme en silencio.

 

Es saber que no soy la única que ha sufrido esto

 

Es no hacer caso a los que me dicen, que hagan como si nada pasó

 

Es buscar el apoyo de la gente que me quiere

 

Es hablar, permitirme llorar todo lo que quiera y expresarme.

 

Por eso les escribo estas líneas, porque sé que ustedes, mis amigos, podrán acompañarme, sin juicios, y entender que mi proceso necesitará de tiempo, paciencia, comprensión y amor para poder sanar este corazón que se ha roto en mil pedazos.

 

​Un corazón roto es el sentimiento más trágico

 

Es como tener las costillas rotas

 

Nadie lo puede ver

 

Pero duele cada vez que respiro.

 

Gracias por su apoyo.

Publicidad
Publicidad
Publicidad