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AYUDA: mi bebé me pega (muerde, rasguña o jala el pelo)

Publicado: 12 de Febrero 2018
Toddler
Foto: Twenty20
Foto: Twenty20

Si estás despeinada y adolorida, péinate, ponte árnica y sigue leyendo. 

Si bien cada niño tiene un temperamento diferente, es absolutamente normal que los niños pequeños pierdan el control y reaccionen de una manera agresiva cuando las cosas les salen mal. Las razones son simples: los niños se frustran con facilidad, y no tienen suficientes herramientas para demostrar sus emociones de una manera más “civilizada”, mucho menos para controlarlas.

Las buenas noticias son que, conforme crecemos, la mayoría de nosotros vamos adquiriendo las habilidades para controlar nuestro temperamento. Las malas noticias son que este aprendizaje puede ser gradual y lento. Las otras buenas noticias son que estos 5 tips te ayudarán a hacer este proceso mucho más llevadero.

  • 1. Mantén la calma. Sí, yo sé que es súper difícil.  Esos dientitos divinos son capaces de desgarrarte un cachete (y confieso que a veces he tenido ganas de gritarle a mi hija palabras que solo se oyen en canciones de Molotov) pero reaccionar de una manera estrepitosa no solo no sirve, sino que puede funcionar como un reforzador, aumentando las posibilidades de que se repita la acción. 
  • 2. Se empático (este paso ayuda muchísimo a mantener la calma). Cuenta hasta 3 y piensa lo difícil que debe de ser tener apenas un par de años de vida, un repertorio limitado de habilidades y un pobre manejo del lenguaje. Imagínate por un segundo que vives en otro país, que nadie entiende tu idioma y que todo lo que has intentado el día de hoy te ha salido distinto a como esperabas. Quizá esto se asemeje bastante a lo que está sintiendo tu toddler.  
  • 3. Redirecciona la acción. Regañar a tu hijo por pegar (sobre todo si estás enojada), puede ser contraproducente, pero tampoco podemos sentarnos con los brazos cruzados mientras nos deschongan. Una estrategia es colocar al niño en una posición en la que no pueda hacer daño (por ejemplo, abrazarlos mirando hacia afuera) y decir algo como: sé que estás enojado. No podemos pegar cuando nos enojamos, pero podemos gritar. Si estamos en casa, podemos sugerirle que le pegue a una almohada. Recuerda que estás tratando con un niño pequeño, no podemos exigirle que exprese sus emociones de una manera sofisticada y adulta.  
  • 4. Mantente disponible emocionalmente. Algunos niños quieren abrazos cuando están enojados, otros prefieren calmarse solos. Si tu hijo es del segundo grupo, recuerda mantenerte cerca, o decir algo como: “sé que estás enojado y que prefieres estar solo, estoy aquí afuera para cuando quieras salir”.  
  • 5. Cuando esté más calmado, habla con él. Cuando sentimos una emoción muy intensa, nos es muy difícil asimilar información nueva. Por eso, es mejor esperar a que las aguas se hallan calmado para “sermonear” (ojo, los mejores sermones son los que son cortos y adecuados a la edad y nivel de comprensión de nuestro hijo). Nuestro propósito no debe ser regañar, sino sintetizar qué fue lo que hizo que se enojara, cómo reaccionó y cómo hubiera podido reaccionar de una manera más adaptativa. Ejemplo: te enojaste mucho porque no te dejé meterte pasitas en la oreja (le pasó a la prima de una amiga…) y me pegaste, pero eso me dolió mucho.

La próxima vez que te enojes, podrías gritar, así no me lastimarías (estamos pensando en niños pequeños que aún no hablan, pero evidentemente si el niño tiene las herramientas verbales para expresarse más, debemos animarlo a expresar su enojo con palabras).  Quizá parezca que este último paso no tiene sentido, pero los niños asimilan las cosas que les son repetidas. 

OJO: Es importantísimo que no reaccionemos con violencia física. A veces se piensa que “si le regreso el golpe a mi hijo, él va a aprender que esto duele, y por lo tanto lo va a dejar de hacer”, pero esto no sucede así. Lo único que estamos haciendo es demostrarle que la violencia es aceptable aún en la adultez. 

Ser un niño es maravilloso, pero no es precisamente fácil. Nuestros hijos necesitan que estemos a su lado para ayudarles a crecer y desarrollarse, y que los acompañemos en sus logros y alegrías, pero sobre todo en los momentos difíciles. Y creeme, al igual que todo, esto también va a pasar. 

 

Por Deborah para Naran Xadul  Deborah Gilbert tiene Maestría en Psicología Clínica por la Universidad de Tel Aviv,   ​con especialidad en Niños y Adolescentes y es mamá de una hermosa bebé.

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