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Pelear con tu pareja frente a tu hijo puede causarle más daño de lo que crees 

Publicado: 2 de Noviembre 2020
Criando con consciencia
Foto: IG @sheridaningalls
Foto: IG @sheridaningalls

Hay cosas que difícilmente se olvidan de la niñez, como las peleas de los papás. 

 

Todos en algún momento presenciamos una discusión entre mamá y papá. A unos les tocó ver cómo se enojaban, discutían y llegaban a un acuerdo y “tan tan”, pero a otros les tocó ver cosas volando, escuchar gritos y puertas azotándose sin ninguna solución. 

 

La forma en la que se gestionan los problemas y las discusiones puede traer consecuencias importantes en los niños a corto y largo plazo. 

 

Las discusiones en familia son algo normal, de hecho podrían ser un ejemplo perfecto para enseñar a los niños a solucionar problemas, sin embargo, cuando no son medidas y cuidadas, podrían causar mucho daño, como una baja autoestima, dificultad para concentrarse, problemas para gestionar sus propias emociones y facilidad para frustrarse en determinadas situaciones. 

 

Cuando nos enojamos y perdemos el control de lo que hacemos, gritamos o explotamos, se nos nubla la mente y por lo tanto no medimos lo que sucede a nuestro alrededor, mucho menos lo que decimos y la forma en la que podríamos dañar al otro. 

 

No somos conscientes de lo que los niños escuchan, lo que están viendo podría ser su ejemplo para reaccionar de igual forma en un futuro en sus relaciones sociales

 

Los niños necesitan un ejemplo sano y nosotros debemos ser capaces de explicarles qué sucede y por qué sucede; cuando piensas en ellos, piensas antes de gritar, tratas de ser más razonable y menos explosiva.

 

Es importante tener una relación mucho más sana para poder enseñarle lo mismo a tus hijos, porque vivir bajo el mismo techo sin tener una buena comunicación o una conexión real, puede hacer más daño. 

 

Lo que debemos hacer es siempre evitar todo tipo de explosiones y violencia frente a los niños, buscar el diálogo y solucionar todo lo que tenga remedio, salvaguardar su bienestar y felicidad. 

 

Y para no meterlos en conflicto, es importante:  

 

  • Tratar los temas importantes lejos de ellos, diario puede haber conflictos cotidianos que son parte de las rutinas, sin embargo cuando se trata de discusiones más profundas, es mejor hacerlo fuera del ambiente de los niños.  

 

  • Reconciliarte frente a ellos si es que no pudieron evitar discutir, así los niños aprenden que los papás pueden equivocarse, por lo tanto ellos también y no se daña su autoestima.  

 

  • No generalizar, hablar del hecho concreto o de la molestia en sí, sin caer en el “es que siempre haces esto…”, “ya estoy harto que siempre haces…”.  

 

  • Expresar los sentimientos y emociones sin gritar ni elevar el tono de voz.  

 

  • Dejar de buscar culpables y encontrar el punto a resolver juntos. 

 

  • Evitar el silencio, a menos que la emoción sea lo suficientemente fuerte para explotar. Callarte y hacer como que no pasó nada no soluciona las cosas.  

 

  • Tener momentos de familia donde se busque la comunicación y los demás se sientan escuchados e importantes, por ejemplo durante la cena. 

 

Si tú y tu pareja están viviendo conflictos de comunicación, es importante que busquen ayuda de un profesional, para mejorar su relación

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