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Convierte las “luchas de poder” con tu hijo pequeño en victorias

Publicado: 13 de Enero 2020
Criando con consciencia
Foto: IG @lu_mulloy
Foto: IG @lu_mulloy

No sé en qué momento nuestro hijo pequeño siente que tiene que debatir todo, ABSOLUTAMENTE TODO. Por ejemplo, cuando decimos: “ponte zapatos, vamos al súper”; la típica respuesta es: “no quiero, yo me quedo aquí”... ¡Ya parece que voy a dejar a un niño de 3 años solo en casa!

 

 

Esto es especialmente común en pequeños de entre 3 y 7 años, aunque sea pesada esta etapa es necesaria e importante, pues le enseña a los niños a entenderse a ellos mismos y al mundo social. 

 

 

Como este ejemplo, existen mil cosas más que debaten, incluso parecería que se trata de “luchas de poder”, donde sólo uno tiene la razón y no dejará de defender su punto hasta que lo logre. 

 

 

Esta situación no sólo genera cansancio, sino también frustración por ambas partes, por lo que al final uno de los dos termina cediendo; y no porque esté de acuerdo, sino porque ya es desesperante el momento.

 

 

Sin embargo, hay buenas noticias, sí hay forma de convertir esas “luchas de poder” en victorias, sin que nuestro hijo se sienta agredido. Incluso, podemos transmitir un aprendizaje de la situación.

 

 

Primero conectar, luego dirigir. 

 

 

Imagínate una relación sólo basada en recibir órdenes, también tú llegarías al momento en que te sentirías enojado y con ganas de llevar la contraria. Por eso, antes de dar órdenes busca conectar con tu peque. Pregúntale sobre qué trato el capítulo antes de apagar la tele o qué construyó antes de pedirle que guarde sus bloques. 

 

 

No lo tomes personal. 

 

 

Tu hijo no negocia porque no tienes autoridad sino porque es lo que debería de estar haciendo en esta etapa. Ten en cuenta que no tomarlo personal no implica necesariamente ceder. 

 

 

Muestra amabilidad cuando les pidas las cosas.

 

 

Si es momento de que guarden sus juguetes, pídeles que los recojan, incluso tú puedes ayudarles con algunos. La idea es que lo hagan juntos, así no sentirán que los agredes o impones algo.

 

 

Sé empático.

 

 

Antes de gritar porque no quiere tomar agua en el vaso rojo, sino en el azul que está sucio; respira o ve a un lugar para tomarte unos segundos y pensar una mejor forma de solucionar las cosas.

 

 

Ponte en el lugar de tu hijo y piensa que está conociendo emociones y aprendiendo a conocer lo que quiere hacer. Incluso, puedes decirle, sé que el vaso azul es tu favorito y es difícil tomar en otro porque está sucio, pero qué te parece si le damos una oportunidad al rojo sólo por hoy.

 

 

Enséñale las consecuencias naturales.

 

 

Nuestro hijo pequeño a veces no entiende que lo que pedimos no es porque así lo queremos, sino porque queremos que esté bien. Por eso, es importante dejar que las cosas fluyan cuando no haya peligro para que aprendan qué pasa cuando no hacen las cosas. 

 

 

Por ejemplo, si le pedimos que se ponga un suéter antes de salir porque le dará frío, pero él no quiere; déjalo, no sin antes explicarle que la consecuencia es que le dará frío en cuanto salga a la calle y no podrá jugar todo lo que quiera. Así, cuando realmente pasen las cosas, para la próxima ya no debatirá en ponerse o no el suéter.

 

 

Enseñemos a defender su punto de vista de forma respetuosa.

 

 

Está bien que los niños demuestren lo que piensan y sienten, pero siempre hay formas de que lo expresen y de encontrar alternativas para las cosas. Por ejemplo, si no quieren levantar sus juguetes en ese momento, pueden proponer seguir jugando cinco minutos más con el compromiso de levantarlos sin pelear al terminar el tiempo.

 

 

Demos opciones.

 

 

Si pensamos que al darle la cuchara azul surgirá un problema porque querrá otra de un color diferente, lo mejor es darle dos opciones, así él sentirá que tiene el control de la situación y que está eligiendo por sí mismo.

 

 

Permite que negocie con base en la realidad. 

 

 

La negociación es una habilidad muy importante para la vida, si tu hijo te pide un cuento más y aún es temprano, es válido. Sólo cuida que siempre tenga principio de realidad, es decir, que aprenda que hay cosas que no se van a cambiar por más que negocie, pues la realidad está ahí afuera y hay que responder a ella. Por ejemplo, si ya es tarde, no hay más televisión aunque lo pida como lo pida. 

 

 

Otros puntos que no debemos olvidar jamás, por muy enojados que estemos es decirles y demostrarles todo el amor que les tenemos, así como la confianza de que pueden hablar con nosotros porque estaremos ahí apoyándolos en todo momento.

 

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